El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, dijo este lunes que espera abordar “cuestiones clave” con el mandatario estadounidense, Donald Trump, en un momento en que la ofensiva diplomática para cerrar un acuerdo que ponga fin a la guerra con Rusia ha entrado en una fase decisiva. Hizo estas declaraciones en París, donde buscó reforzar el respaldo europeo a Kiev, mientras el equipo ucraniano concluía dos días de negociaciones con la delegación estadounidense en Florida.
“Esperamos una conversación con el presidente de Estados Unidos sobre temas clave que son bastante desafiantes”, afirmó Zelensky en una conferencia.
Zelensky compareció junto al presidente francés, Emmanuel Macron, y señaló que las conversaciones con Washington atraviesan un punto delicado. Explicó que su Gobierno aguarda un contacto directo con Trump para tratar asuntos pendientes en la mesa de negociación. Los equipos técnicos de ambos países finalizaron su ronda de diálogo el fin de semana, pero reconocieron que subsisten discrepancias en aspectos sustantivos del posible acuerdo.
El presidente identificó tres ejes complejos en la agenda bilateral: territorio, garantías de seguridad y reconstrucción. Consideró el tema territorial como “el más difícil”, subrayó la importancia de las garantías de seguridad para avanzar hacia un acuerdo duradero y reclamó que Europa participe de forma central en la planificación de la reconstrucción, que requerirá coordinación política y financiera entre Kiev y sus socios.
Zelensky advirtió que en los últimos meses Rusia ha intensificado los ataques con drones y misiles para ejercer “presión psicológica y física” sobre la población ucraniana. Dijo que esa escalada busca quebrar la resistencia civil en un momento de aceleración diplomática y que el impacto sobre infraestructuras y zonas residenciales se suma al desgaste tras casi tres años de guerra.
También pidió evitar cualquier gesto que Moscú pudiera interpretar como un beneficio derivado del conflicto y destacó que la presión militar y política rusa no debe traducirse en concesiones vistas como una recompensa. Ese argumento coincide con las reticencias de algunos aliados europeos ante propuestas iniciales de Washington que, según críticas públicas, habrían dado demasiado margen a las exigencias del Kremlin.
El enviado estadounidense, Steve Witkoff, tiene previsto viajar este martes a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin. Su papel en el proceso ha sido cuestionado dentro y fuera de Estados Unidos por la orientación de su propuesta inicial para poner fin al conflicto. Negociadores ucranianos y varias capitales europeas manifestaron en las últimas semanas su preocupación de que el plan mostrara una excesiva disposición a atender demandas rusas.
La Unión Europea describió el contexto diplomático de esta semana como “pivotal” para el futuro de Ucrania. Bruselas afirma que, aunque apoya una salida negociada, cualquier acuerdo debe respetar la integridad territorial y la seguridad continental. El papel europeo es especialmente relevante para la reconstrucción, porque la mayor parte de los compromisos financieros y técnicos provienen de Estados miembros e instituciones comunitarias.
Trump, por su parte, ha mostrado optimismo sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo que siente las bases de un alto el fuego duradero. Sus declaraciones han sido interpretadas como un intento de marcar la dirección de la política exterior estadounidense en una etapa de negociaciones sensibles, en la que se busca equilibrar los intereses de seguridad europeos con la presión interna para reducir el compromiso militar exterior. La agenda próxima incluirá la reunión entre Witkoff y Putin y el esperado contacto directo entre Zelensky y Trump; el orden y contenido de esas conversaciones condicionarán el tono del esfuerzo diplomático en las semanas venideras, mientras Ucrania procura evitar concesiones críticas y que la presión rusa en el terreno determine los términos de la paz.
