Más de 120.000 personas asistirán este martes a la misa del papa León XIV en Beirut, con la que concluye su visita a Líbano; la jornada incluye un homenaje en el sitio de la explosión del puerto de 2020, que causó más de 220 muertos y destruyó amplias áreas de la capital.
El pontífice llegó el domingo desde Turquía en su primer viaje internacional como jefe de la Iglesia católica. En sus intervenciones públicas transmitió mensajes de esperanza a una población afectada por la crisis económica y por la guerra con Israel del año pasado, un conflicto que mantuvo al país en tensión durante meses.
La presencia papal produjo un respiro en Beirut y atrajo a muchas personas a las calles. Yasmine Chidiac, una joven que intentó ver al pontífice el lunes, dijo que la visita “trajo una sonrisa de vuelta a nuestros rostros”.
Las autoridades indicaron que más de 120.000 personas se registraron para la misa prevista en la zona costera. Desde la noche del lunes se aplican restricciones de circulación en amplias zonas del centro de Beirut, junto a puestos de control y desvíos.
Antes de ir al puerto, el papa visitará un hospital psiquiátrico administrado por monjas en la capital, rezará en silencio en el lugar de la explosión del 4 de agosto de 2020 y saludará a familiares de víctimas y sobrevivientes que aún exigen avances judiciales.
La explosión de 2020 es una de las mayores no nucleares registradas: arrasó edificios, viviendas y comercios y profundizó las heridas en una ciudad ya sumida en una crisis económica histórica. Las autoridades atribuyen la detonación a un incendio en un depósito donde toneladas de nitrato de amonio permanecieron almacenadas sin control durante años, pese a advertencias a altos funcionarios.
La investigación oficial no ha producido resultados concretos. Organizaciones locales e internacionales denunciaron obstáculos políticos al trabajo del juez independiente que dirige el caso. Los familiares de las víctimas reiteran su reclamo de justicia y esperan que la visita papal les dé visibilidad.
El lunes, en un encuentro interreligioso en Beirut, el pontífice instó a líderes cristianos y musulmanes a combatir la intolerancia. “El país necesita un compromiso real para frenar la violencia”, dijo ante representantes de diversas confesiones.
En Bkerke, sede del patriarcado maronita, miles de jóvenes ofrecieron una recepción masiva; los organizadores calcularon 15.000 asistentes. Allí el papa animó a la juventud a emprender proyectos para renovar la vida del país: “Ustedes tienen el entusiasmo para cambiar el curso de la historia”, afirmó, y añadió que pueden construir “un futuro nuevo” pese a las dificultades.
Las autoridades de seguridad detallaron que los preparativos incluyen operativos extensos, controles de identidad y restricciones al tránsito. El gobierno dijo que la planificación busca prevenir incidentes en una ceremonia que reunirá una de las mayores concentraciones públicas desde las protestas y la crisis económica que afectaron al país.
(Con información de AFP)
