La implementacion del Plan Parana por parte del Gobierno Nacional constituye un avance relevante para restablecer la presencia del Estado en la Hidrovia Parana-Paraguay. Mas alla de su dimension en materia de seguridad, se trata de una estrategia orientada al ejercicio de la soberania, la gestion logistica y el control territorial en un area de alta sensibilidad. La creacion de un comando unificado, el uso de tecnologias de vigilancia, la coordinacion federal y la aplicacion de inteligencia criminal al corredor fluvial son herramientas que buscan garantizar orden y legalidad.
En Tigre anticipamos esa necesidad antes de los anuncios nacionales. Hace meses, el Concejo Deliberante -con el respaldo de todos los bloques- aprobo el Proyecto de Resolucion (HCD 13/25 – D.E. Resolucion 1329/25 del 16 de mayo de 2025) impulsado junto a Juanjo Cervetto, con el objetivo de ordenar institucionalmente las prioridades de seguridad en las islas del Delta, anticipando un escenario que ahora el Plan Parana confirma.
Esa anticipacion no surgio de decisiones administrativas aisladas, sino del trabajo en el territorio y del aporte de los vecinos del Delta, que desde hace anos senalan con precision las zonas vulnerables, movimientos sospechosos, cambios en patrones delictivos y la necesidad de controles coordinados. Escuchar a quienes viven en el Delta fue el punto de partida para formular una politica integral.
El proyecto aprobado se construyo sobre relevamientos territoriales, recorridas por las islas, dialogo directo con los islenos, analisis juridico de competencias, evaluaciones comparadas de operativos y conversaciones tecnicas con quienes conocen cada canal y acceso fluvial. Sobre esa base se solicito formal y tecnicamente la intervencion coordinada de distintas fuerzas y organismos, entre ellos la Prefectura Naval Argentina; la revision de situaciones irregulares; la verificacion de posibles plantaciones ilicitas; el control de embarcaciones y motores; la sistematizacion de denuncias; y la articulacion con las fiscalias competentes. En suma, se diseno un esquema de accion territorial que coincide con los objetivos del Plan Parana: control de vias navegables, prevencion de actividades ilicitas, orden operativo y cooperacion entre niveles del Estado.
Desde una perspectiva tecnica, esa coincidencia es clara. El Delta funciona como un punto de enlace entre la hidrovia y el territorio bonaerense, y cualquier estrategia federal que busque eficacia debe incorporar la especificidad de estos entornos: cursos secundarios, canales empleados para eludir controles, zonas de monte con baja visibilidad, pequenos puertos improvisados y una dinamica habitacional dispersa que exige presencia estatal coordinada. El proyecto busco anticiparse a un escenario critico y ofrecer un marco institucional para intervenir antes de que la situacion se agravara. Hoy, esa anticipacion encuentra un correlato en la politica nacional; el Ministerio de Seguridad dispone del Plan Parana como herramienta estrategica, y los aportes institucionales generados en Tigre-denuncias, relevamientos y analisis territoriales-resultan utiles para definir prioridades y complementar los despliegues federales con conocimiento local.
No se trata de tramites sino de conocimiento territorial, senales tempranas y el aporte concreto de los vecinos islenos, cuyos testimonios permiten orientar con precision las decisiones operativas. El proyecto se trabajo con la conviccion de que el Delta estaba entrando en una etapa critica; los hechos actuales y el reconocimiento del area por parte del Plan Parana confirman esa percepcion. Por ello, la anticipacion tecnica y politica deberia integrarse al flujo operativo federal.
La seguridad en las islas del Delta no puede abordarse con voluntarismo ni con acciones aisladas: requiere planificacion, prevision y coherencia institucional. Esa coherencia existe, y la agenda aprobada en Tigre y la estrategia federal del Plan Parana pueden funcionar como piezas complementarias del mismo proposito.
El momento para integrarlas es ahora.
