Tras ocho anos de conflicto armado, el norte de Mozambique atraviesa una fase critica. Desde finales de septiembre, cerca de 100.000 personas han sido desplazadas por la intensificacion de los ataques del grupo yihadista Al-Shabaab en las provincias de Cabo Delgado, Nampula y Niassa (norte). “Este ano se ha intensificado aun mas. Ya van mas del doble de incidentes en comparacion con el ano pasado”, senala Sebastian Traficante, coordinador de Medicos Sin Fronteras (MSF) en Mozambique, en declaraciones desde el terreno.
La violencia se ha extendido a los 17 distritos de Cabo Delgado, epicentro del conflicto iniciado en octubre de 2017. Los campamentos de desplazados en Mueda se estan llenando de nuevo con familias que huyen, muchas por segunda o tercera vez. Traficante, argentino que llego al pais en marzo, describe como los campos que empezaban a vaciarse vuelven a recibir oleadas de personas.
.video-container {
overflow: hidden;
position: relative;
width:100%;
}
.video-container::after {
padding-top: 56.25%;
display: block;
content: ”;
}
.video-container iframe {
position: absolute;
top: 0;
left: 0;
width: 100%;
height: 100%;
}
Muchas familias recorren dias para llegar a lugares relativamente seguros como Mueda, donde MSF administra tres campamentos principales.
Hacinamiento y riesgo sanitario
Las condiciones en los campamentos son criticas: falta de agua potable, letrinas y saneamiento basico. La proximidad de la temporada de lluvias aumenta el riesgo de brotes de colera y malaria. Traficante explica que la defecacion al aire libre, combinada con la lluvia, puede contaminar cultivos y fuentes de agua y elevar la probabilidad de enfermedades transmitidas por el agua.
Los centros de salud locales han visto como se cuadruplica su poblacion atendida y no pueden absorber la llegada masiva de desplazados. MSF detecto interrupciones en tratamientos esenciales: 56 personas sin acceso a medicacion para el VIH y 10 pacientes con tuberculosis sin seguimiento en la comunidad de Nanili.
Trauma acumulado
El desplazamiento repetido deja secuelas psicologicas profundas. MSF ha realizado 148 sesiones de salud mental con mas de 1.300 participantes. Hay un impacto claro en forma de miedo persistente, ansiedad e insomnio, segun el coordinador.
Los testimonios recabados por trabajadores comunitarios describen escenas violentas presenciadas por civiles, incluidas ejecuciones y decapitaciones, traumas que quedan profundamente marcados. Muchas familias tambien enfrentan inseguridad alimentaria y la perdida de miembros o vecinos en los ataques.
MSF tuvo que suspender operaciones en Mocimboa da Praia por la inseguridad, una medida que Traficante califica de muy dificil pero necesaria cuando el riesgo para sus equipos es extremo. La organizacion pide a todas las partes que respeten la vida de los civiles y faciliten el trabajo humanitario.
Una crisis olvidada
Los registros oficiales muestran la magnitud de la emergencia: mas de 500 incidentes de seguridad registrados hasta agosto de 2025, la cifra mas alta desde el inicio del conflicto. En 2022 se registraron 435 incidentes. Desde 2017, mas de 1,3 millones de personas han sido desplazadas en una region rica en gas natural, donde el proyecto de la empresa francesa TotalEnergies permanece paralizado desde un ataque en 2021 que dejo mas de 800 muertos.
“Este es un conflicto que no esta en los diarios o que no tiene la atencion en general de los gobiernos”, lamenta Traficante. Aun despues de anos de violencia, no se observan mejoras sostenibles para las poblaciones civiles, y los asesinatos y secuestros continuan.


