Una jornada intensa en Lomas reunió a participantes de distintas edades y niveles en torno a la danza y la formación artística. El evento del sábado, que precedió a la presentación del ballet, estuvo protagonizado por quienes integran los talleres abiertos y gratuitos: desde adultos sin experiencia previa hasta bailarines en entrenamiento avanzado y también niños y adolescentes. Para muchos de los asistentes fue la primera vez sobre un escenario, un desafío importante para alumnos y docentes por igual. “El desafío para los alumnos es enorme porque muchos bailan por primera vez en público”, explicó una de las organizadoras.
Entre los docentes y participantes destaca Anahí, quien forma parte del grupo de adultos pero además brinda las clases dirigidas a los más chicos. El proyecto tiene como base a la Escuela Primaria N.o 60 y se desarrolla en el Barrio de la Loma, en Santa Marta. Junto con sus colegas —Silvia “La Colo” Mareco y Estefanía “Tuni” Miranda— dirige desde hace cinco años un taller de danzas para niños y adolescentes que busca sostener la práctica artística en la comunidad y fomentar la inclusión a través del acceso libre a la formación.
Los talleres, de carácter gratuito y abiertos, proponen un espacio plural en el que conviven distintos propósitos: la iniciación para quienes nunca han bailado, la técnica y el perfeccionamiento para quienes ya tienen experiencia, y proyectos adaptados para los más pequeños. Este enfoque permite que la actividad artística sea accesible a familias con distintos recursos y expectativas, y contribuye a que los jóvenes desarrollen confianza escénica al actuar frente a público por primera vez.
Además del trabajo formativo, las organizadoras valoraron el apoyo a nivel local que facilita la realización de las presentaciones. Señalaron la importancia de contar con un teatro accesible en Lomas de Zamora que brinda condiciones para que los artistas desplieguen sus propuestas con cierto grado de profesionalismo y con recursos adecuados. Según sus palabras, sin ese respaldo sería mucho más difícil sostener las actividades y llevar a cabo montajes que incluyan a participantes de todas las edades.
En conjunto, el evento y los talleres reflejan un esfuerzo sostenido por mantener viva la práctica de la danza en la zona, impulsar la participación comunitaria y ofrecer a jóvenes y adultos la oportunidad de expresarse y formarse artísticamente en condiciones de accesibilidad. El proyecto que coordina Anahí y sus compañeras celebra así cinco años de trabajo continuado en el barrio, con un impacto que combina formación, inclusión y acceso cultural.


