La pesadilla comenzo hace exactamente diez anos. Entre las 21:20 del viernes 13 de noviembre de 2015 y la 1:40 del sabado 14, tres comandos compuestos por nueve atacantes armados con fusiles automaticos y cinturones explosivos asesinaron a 130 personas e hirieron a 350. Noventa de las victimas murieron en la sala de conciertos Bataclan; otras 39 fueron atacadas en terrazas y restaurantes de los distritos 10 y 11 de Paris, y una persona murio en el Stade de France. Ese viernes marco un antes y un despues para la ciudad.
Francia afronto una de las pruebas sociales y politicas mas graves desde la Segunda Guerra Mundial. El ataque, el mas mortifero en territorio frances en anos recientes, desencadeno un proceso de transformacion en el espacio publico y en la vida privada de supervivientes, familiares y de la sociedad en su conjunto.
Horas despues de la masacre, el grupo yihadista Estado Islamico (ISIS) reivindico los atentados, que presento como respuesta a la participacion de Francia en la coalicion internacional que bombardeaba posiciones del grupo en Siria e Irak.
El 13 de noviembre de 2015 era un viernes por la noche habitual en Paris: la seleccion francesa jugaba un amistoso contra Alemania en Saint-Denis y la banda Eagles of Death Metal tocaba en el Bataclan, en el boulevard Voltaire. Alrededor de las 21:40, tres atacantes irrumpieron en la sala y abrieron fuego contra el publico. Minutos antes se produjeron explosiones suicidas cerca del Stade de France, que motivaron la evacuacion de autoridades presentes; ademas hubo tiroteos en varios bares y restaurantes.
La mayor matanza tuvo lugar en Bataclan, donde tres terroristas armados con fusiles AK-47 y cinturones explosivos comenzaron a disparar indiscriminadamente. Segun reconstrucciones, uno de los agresores, Ismael Omar Mostefai, pronuncio frases justificando los ataques por los bombardeos contra territorios en Siria e Irak y ataco a personas presentes. Tras tomarse rehenes, Mostefai resulto herido por la policia y se inmolo; su identidad se confirmo, entre otros elementos, por un dedo hallado entre las butacas. Era ciudadano frances de ascendencia argelina.
La respuesta policial y la declaracion del estado de emergencia marcaron el inicio de una nueva etapa de seguridad y vigilancia en Francia. El entonces presidente Francois Hollande califico los atentados como un “acto de guerra” y autorizo medidas que facilitaron investigaciones y registros sin orden judicial. Se desplegaron unos 10.000 soldados en zonas sensibles como estaciones y lugares de culto.
El gobierno reforzo la proteccion de puntos clave y aprobo medidas que modificaron la vida cotidiana: controles mas frecuentes, mayor presencia de fuerzas de seguridad y cambios operativos en los procedimientos de investigacion. El trauma colectivo se hizo presente en lo publico y en lo intimo, generando un debate sostenido sobre el equilibrio entre libertad y seguridad.
La vida diaria en Paris cambio de forma palpable: soldados armados patrullaron museos, estaciones y plazas; los controles de identidad y de mochilas se volvieron habituales en muchos recintos; y la idea del “vivir juntos”, central en el discurso nacional, adquirio nuevas connotaciones. Para muchos, la espontaneidad y confianza asociadas al estilo de vida frances cedieron espacio al temor y la desconfianza. Al mismo tiempo, sectores sociales y artistas reivindicaron la defensa de la libertad y la alegria frente al terror.
En el plano social mas amplio, el atentado alimento debates sobre integracion, radicalizacion islamica, el papel de los servicios de inteligencia y los limites de la politica migratoria. La comunidad musulmana francesa, que condeno enseguida los ataques, sufrio un aumento de discursos de odio y controles, lo que incremento tensiones pero tambien promovio dialogos sobre convivencia.
El sector cultural de Paris, muy afectado por lo sucedido en Bataclan, suspendio actividades durante semanas. La reapertura de la sala un ano despues se interpreto como un simbolo de recuperacion; el primer concierto tras la reapertura fue encabezado por Sting, quien pidio un minuto de silencio y recordo a las victimas antes de actuar.
El proceso judicial contra los responsables y complices sobrevivientes fue extraordinario por su escala. Cincuenta y cuatro meses despues de los atentados se inicio el mayor juicio penal de la historia francesa, con mas de 1.300 demandantes y testigos, 20 acusados, cerca de 20.000 documentos en el expediente y largas audiencias que comenzaron en septiembre de 2021. El juicio incluyo 148 sesiones, declaraciones de mas de 400 supervivientes y familiares, la participacion de 330 abogados y cinco jueces, y medidas de seguridad extremas.
El unico integrante vivo de la celula que participo directamente en los atentados, Salah Abdeslam, fue juzgado en ese proceso. Otros implicados se inmolaron o murieron abatidos por la policia. Abdeslam fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y cumple su pena en la prision de alta seguridad de Vendin-le-Vieil, en el norte de Francia.
En declaraciones recientes, el fiscal nacional antiterrorista Olivier Christen afirmo que la amenaza yihadista sigue siendo “la mas significativa, tanto por su magnitud como por su nivel de preparacion operativa” y advirtio que ha ido “creciendo de forma constante durante los ultimos tres anos”.
Cada 13 de noviembre, familiares y representantes institucionales realizan actos conmemorativos para mantener viva la memoria de las victimas y reafirmar la voluntad de la sociedad francesa de no olvidar ni dejar impunes los crimenes.
En balance, a una decada del ataque el historiador Denis Peschanski, del Centro Nacional de Investigacion Cientifica de Francia, subraya la dimension colectiva del trauma: “Cualquiera podria haber sido una victima, ya sea porque tenia edad suficiente para estar alli, o porque tenia edad suficiente para tener hijos que podrian haber estado alli”. La sociedad francesa no volvio a ser la misma.
