1 de diciembre de 2025
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Rex, el perro callejero del documental de Baez Sosa

El documental “50 segundos”, que reconstruye el crimen de Fernando Baez Sosa, incluye tambien una historia poco conocida: la presencia de un perro callejero que acompano a un grupo de amigos durante sus ultimas vacaciones juntos.

Ese animal, aparecido de forma inesperada, se convirtio en un simbolo para los jovenes y en una pequena promesa compartida durante esos dias en Villa Gesell.

El nombre que le dieron los chicos, surgido de la ternura y la cercania de esas tardes veraniegas, adquirio con el tiempo un valor inesperado para quienes vivieron y recuerdan aquellos momentos.

La docuserie reune numerosos testimonios: padres, familiares de los condenados, testimonios de los rugbiers y declaraciones del grupo de amigos de la victima, quienes detallaron lo que ocurrio dentro y fuera del boliche Le Brique, aunque sin terminar de comprender la violencia que provoco la muerte de Fernando.

En medio del relato sobre la tragedia, aparecen historias pequenas que conectan a Fernando con su entorno -las calles de Villa Gesell, las tardes de verano- y que ofrecen otro tipo de memoria sobre el. Una de esas historias, relatada por Juan Manuel Pereyra Rozas, fue especialmente emotiva.

Juan Manuel conto que durante esa semana aparecio todos los dias un perro en la puerta de su casa y que el grupo lo siguio a la playa. Le pusieron nombre: Rex. Mas tarde, Juan Manuel se tatuo ese nombre en el antebrazo y conto que llevaba esa anecdota guardada mucho tiempo.

Al girar el antebrazo, la palabra “Rex”, escrita con una caligrafia particular, puede leerse al reves como “Fer”. Ante esa revelacion, Juan Manuel se quebro en lagrimas; esa fue la imagen final de la docuserie.

El perro, convertido en testigo silencioso de los ultimos dias de Fernando con vida, quedo como un simbolo de una presencia que se resiste a desaparecer y que evoca la relacion entre los amigos.

Una amistad que comenzo gracias a una beca de estudios

La amistad entre Fernando y sus companeros se forjo en el Colegio Marianista, en el barrio porteno de Caballito. Fernando habia obtenido una beca entre cientos de aspirantes, un logro que fue motivo de orgullo para su familia.

Su integracion al grupo no fue inmediata: el primer acercamiento se dio en una clase de educacion fisica y, con el tiempo, las charlas en los recreos y los almuerzos antes de gimnasia ayudaron a consolidar la amistad.

Sus amigos lo recuerdan como una persona bromista, energica y activa en la organizacion de planes; solia invitarlos a su casa a jugar a la PlayStation y cocinar para ellos.

Tambien destacaban su actitud de defensa hacia los cercanos: era alguien que, segun sus companeros, actuaba para proteger a los suyos cuando era necesario.

Un amigo senalo que a Fernando no le gustaba que lo pasaran por encima y valoraba el respeto mutuo, una caracteristica que mencionan al hablar de los hechos posteriores.

El ultimo viaje con sus amigos

La serie de tres episodios no solo reconstruye el ataque, sino que incluye el testimonio de Graciela Sosa, la madre de Fernando, quien recordo la ultima conversacion con su hijo antes del viaje.

Segun conto, Fernando le dijo que queria ir de vacaciones con los amigos y que seria “el ultimo viaje” con ese grupo, porque cada uno ya estaba encaminando su propia etapa. Con esa conviccion, sus padres decidieron permitirle ir.

Graciela relato tambien un detalle intimo: la ultima foto que pudo sacarle a su hijo antes de partir. Esa imagen, dijo, la conmueve profundamente y le provoca un dolor constante.

En el viaje hubo contratiempos pero tambien momentos de alegria: el micro se averio en la ruta y Fernando llego cansado pero sonriente. Fueron vacaciones tipicas de adolescentes, con libertad, horarios prolongados y encuentros en la playa.

El grupo buscaba playas menos concurridas, alejadas del centro de las fiestas, y asi evitaban el bullicio de los boliches y bares para compartir tardes mas tranquilas entre amigos.

Al llegar la noche, sin embargo, las decisiones eran habituales en la dinamica de jovenes: debatian si ir o no al boliche y, hasta pocos minutos antes, no tenian claro a donde irian. Nadie imagino que una noche corriente pudiera convertirse en una tragedia.

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