La fragilidad social -la disminucion de redes de apoyo y la escasez de personas de confianza- aparece como un factor clave que incrementa el riesgo de desarrollar demencia en la vejez.
Un estudio reciente citado por National Geographic indica que las personas que presentan fragilidad social tienen alrededor de 50 % mas probabilidad de desarrollar demencia, un hallazgo que ha despertado atencion en la comunidad cientifica y motivado la busqueda de intervenciones.
A diferencia de la soledad, la fragilidad social abarca un ambito mas amplio. Suraj Samtani, psicologo clinico del Centro para el Envejecimiento Cerebral Saludable de la Universidad de Nueva Gales del Sur, explica que “incluye la soledad, pero es mas amplio que eso”, refiriendose a la reduccion del numero de contactos sociales, menor cercania emocional y la falta de figuras de confianza.
Brea Perry, sociologa de la Universidad de Indiana, advierte que la sociedad suele subestimar la importancia de la conexion social para la salud: “El publico subestima enormemente hasta que punto los factores de conexion social estan asociados con la morbilidad y la mortalidad”.
Un analisis longitudinal, publicado en octubre en el Journal of Gerontology y citado por National Geographic, siguio durante 12 anos a 851 adultos mayores de 70 anos sin diagnostico de demencia. Los investigadores emplearon indices de fragilidad social que consideraban la frecuencia de actividades sociales, visitas, sensacion de soledad y situacion economica.
En ese periodo, 260 participantes desarrollaron demencia. Segun Samtani, en promedio las personas identificadas como socialmente fragiles presentaron un riesgo aproximadamente 50 % mayor de padecer la enfermedad.
Estos resultados concuerdan con un meta-analisis de 2023 que incluyo 13 estudios y cerca de 40.000 personas: quienes mantenian buenas conexiones sociales tuvieron la mitad de incidencia de demencia en comparacion con quienes tenian vinculos debiles.
Ademas, una estimacion de 2025 situa en 42 % el riesgo de recibir un diagnostico de demencia despues de los 55 anos. Samtani, quien participo como asesor en un documental de National Geographic, subraya que “las conexiones sociales ralentizan el deterioro cognitivo incluso en personas ya diagnosticadas con demencia”.
Medir y abordar la fragilidad social: un desafio para la ciencia
La medicion de la fragilidad social plantea dificultades. Perry senala que los indices actuales combinan elementos diversos -soledad, precariedad economica y nivel de actividad social-, lo que complica identificar cuales de esos factores ejercen mayor influencia sobre la salud cognitiva. “Es imposible saber con precision que esta haciendo el ‘trabajo’ de mejorar o preservar la salud cognitiva”, dice.
Sachin Shah, epidemiologo de la Harvard Medical School, advierte que aunque los indices pueden senalar riesgo, no ofrecen una hoja de ruta clara para mitigarlo: “Pueden dar una senal de riesgo, pero no necesariamente te dicen que hacer para reducirlo”.
Samtani subraya que el aislamiento social es uno de los principales factores de riesgo para la demencia y sugiere que los medicos lo integren en sus valoraciones clinicas. Reconoce, no obstante, que la perdida de confianza y las dificultades comunicativas asociadas al deterioro cognitivo pueden llevar a las personas a aislarse aun mas, agravando su fragilidad social.
Inteligencia artificial y acompanamiento: oportunidades y limites
Frente a la creciente escasez de cuidadores y la complejidad del problema, la inteligencia artificial (IA) se plantea como apoyo potencial. Samtani y su equipo desarrollaron Viv and Friends, un conjunto de asistentes virtuales pensados para personas mayores con demencia y creados con la participacion de mujeres que viven con la enfermedad. Estos avatares estan disenados para mantener conversaciones personalizadas y facilitar la interaccion.
En una prueba piloto en una residencia australiana, 12 residentes usaron Viv durante cinco semanas. Samtani relata que una mujer, que no habia recibido visitas en meses, sostuvo una conversacion de dos horas con el asistente virtual, lo que se asocio a una mejora notable en su estado de animo.
Ademas, Viv and Friends permiten que la charla continue cuando el cuidador se ausenta, contribuyendo a reducir la ansiedad del paciente.
No obstante, Shah, citado por National Geographic, pide cautela: “Es fundamental que cualquier companero de IA complemente la interaccion humana real, no la reemplace”. Advierte que muchas soluciones tecnologicas estan sobrevaloradas y no siempre cumplen lo prometido, por lo que recomienda avanzar con prudencia.
La terapia de reminiscencia -evocar recuerdos del pasado- ha mostrado beneficios para el bienestar mental de las personas con demencia. Samtani apunta que esta terapia puede ser tan simple como mirar fotos antiguas juntos. Los asistentes virtuales, como Viv, ofrecen una audiencia paciente e incansable, lo que puede aliviar la carga emocional de los cuidadores humanos.
Tanto Samtani como Perry insisten en que la tecnologia no puede sustituir el valor del contacto humano. Perry enfatiza: “Ninguna interaccion mediada por tecnologia puede reemplazar el apoyo cara a cara”. La interaccion directa sigue siendo esencial para preservar la salud cognitiva y emocional.
En resumen, aunque la IA abre nuevas vias de apoyo, la experiencia compartida y la empatia humana siguen siendo fundamentales en el acompanamiento de las personas mayores. Como senala National Geographic, la inteligencia artificial puede ser una aliada, pero no reemplaza la presencia y el afecto genuinos que brindan los seres humanos.


