La noche del sábado, la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv fue escenario de una nueva concentración —posiblemente la última de fin de semana— para pedir la liberación de los rehenes que permanecen en Gaza en poder de Hamas.
Durante más de dos años, familias y simpatizantes han realizado protestas regulares. Esta semana, el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas anunció que reducirá significativamente sus actividades, ya que en Gaza solo quedarían los cuerpos de dos secuestrados fallecidos el 7 de octubre de 2023: el policía Ran Gvili, muerto en el kibutz Alumim, y Sudthisak Rinthalak, ciudadano tailandés que perdió la vida en el kibutz Be’eri.
Según testimonios citados por The Times of Israel, familiares acusaron a Hamas de no avanzar en la entrega de los cuerpos: “Dicen que están buscando los cuerpos, pero no vemos ningún progreso. Nos están manipulando, y esto tiene que parar ya”.
Los manifestantes recordaron que, durante el ataque liderado por Hamas —en el que murieron aproximadamente 1.200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes— el hijo de Gvili y otros oficiales se apresuraron a enfrentarse a los intrusos, luchando “hombro con hombro, como uno solo, por responsabilidad mutua y unidad”. Añadieron que los rescatistas no se detuvieron a verificar antecedentes y protegieron a quienes necesitaban ayuda.
En la protesta se corearon consignas como “Hasta el último rehén” y “No es derecha ni izquierda, los rehenes están por encima de todo”. Itzik Gvili, padre de Ran, pidió: “No debe haber ‘una siguiente fase’ en el actual alto el fuego en Gaza, ni ‘un día después’ en Gaza, hasta que Hamas devuelva los dos últimos cuerpos”.
Una manifestante dijo: “Todavía tenemos dos últimos rehenes retenidos por Hamas. Deberíamos venir cada sábado o cualquier otro día de la semana y recordarles a todos que necesitamos a esos dos rehenes. Tenemos que traerlos de vuelta porque estos son nuestros valores”.
Jon Polin, padre de Hersh Goldberg-Polin, rehén asesinado, también habló y en inglés criticó indirectamente al gobierno israelí por no impulsar una comisión estatal que investigue las fallas del 7 de octubre.
La semana pasada, el gobierno de Israel decidió crear su propia comisión de investigación, defendiendo este modelo frente a la propuesta de una comisión estatal establecida por ley.
Según el argumento oficial, una comisión bajo el estatuto actual no lograría un amplio apoyo público, dado que sus miembros serían nombrados por el presidente de la Corte Suprema, figura a la que el Ejecutivo considera un adversario político y al liderazgo judicial como un poder que busca debilitar al gobierno.
El Ejecutivo afirma que la nueva comisión buscará el mayor respaldo público posible, pese a que las encuestas muestran que la mayoría de la población prefiere una comisión estatal independiente.
Los términos y el alcance de la investigación que llevará a cabo la comisión designada por el gabinete serán definidos por un panel de ministros. Aún no está claro cómo se seleccionarán los integrantes de ese nuevo órgano.
(Con información de Reuters)


