El papa León XIV llegó a Beirut este domingo en su primera gira internacional desde que asumió el pontificado en mayo. Aterrizó en el Aeropuerto Internacional Rafic Hariri poco antes de las 15:40 hora local (13:40 GMT) y fue recibido con honores militares ante autoridades religiosas y políticas del Líbano. A pesar de la intensa lluvia, pequeñas concentraciones de personas se reunieron alrededor del aeropuerto para saludarlo.
En su primer discurso ante las autoridades, en el palacio presidencial de Beirut, el pontífice pidió a los libaneses que permanezcan o vuelvan a su país pese a la crisis persistente que impulsa la emigración. Señaló que se necesita “verdadero valor y visión de futuro” para quedarse o regresar y subrayó la importancia de la reconciliación para superar las divisiones políticas y comunitarias.
León XIV instó igualmente a los libaneses a “tomar el camino de la reconciliación” para cerrar las “heridas personales y colectivas” en un país marcado por profundas fracturas sociales y políticas.
El programa oficial incluyó un traslado inmediato al Palacio Presidencial, en las afueras de la ciudad, donde se reunió con el presidente Joseph Aoun. Posteriormente, mantuvo encuentros con el primer ministro Nawaf Salam y con el presidente del Parlamento Nabih Berri. Para los días siguientes están previstas visitas a la tumba de San Charbel en Annaya, un encuentro interreligioso en el centro de Beirut y una misa multitudinaria destinada a más de 100.000 asistentes.
La visita se produce en un contexto de inestabilidad política y económica en el Líbano, país que ha sufrido episodios de violencia y que atraviesa una crisis profunda apenas un año después del final formal del último conflicto con Israel.
Antes de llegar al Líbano, León XIV estuvo en Turquía, donde quiso transmitir un mensaje de esperanza a las comunidades cristianas de la región. En Estambul participó en una oración en la Catedral Apostólica Armenia y en la liturgia con el Patriarca Ecuménico Bartolomé. La invitación del Patriarca para conmemorar un aniversario cristiano importante dio inicio a este viaje papal.
Durante su visita a la catedral armenia, el papa recordó el “valiente testimonio cristiano del pueblo armenio a lo largo de la historia, a menudo en circunstancias trágicas”, en referencia a las masacres perpetradas durante la Primera Guerra Mundial. En Turquía mantuvo un tono más diplomático en comparación con la postura de su predecesor, el papa Francisco, quien calificó esos hechos como “genocidio”.
La llegada del papa al Líbano se produce tras años de crisis acumuladas. La visita responde además a un deseo largamente expresado por el Vaticano y por el papa Francisco, que había mostrado interés en visitar el país pero vio postergado ese plan por problemas de salud. A menudo se cita a San Juan Pablo II, quien describió al Líbano como “un mensaje de fraternidad y coexistencia” en referencia al sistema confesional que reparte los cargos de poder entre cristianos y musulmanes.
El Vaticano considera al Líbano —donde cerca de un tercio de la población es cristiana— como un bastión histórico de las comunidades cristianas en Oriente Medio. Muchas de esas comunidades tienen raíces que se remontan a la época apostólica, aunque su presencia ha ido disminuyendo tras décadas de conflicto.
El arzobispo George, de la Archieparquía Greco-Católica Melquita de Beirut, afirmó que “el Santo Padre llega en un momento muy difícil para el Líbano y para nuestra región”. Según el arzobispo, los libaneses temen la posibilidad de un nuevo conflicto con Israel y ven la visita papal como una señal de esperanza que demuestra que “el Líbano no ha sido olvidado”.


