1 de diciembre de 2025
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El infierno del fentanilo contado por una sobreviviente

Kayla empezo a consumir fentanilo a los 18 anos en Carolina del Norte, Estados Unidos. Su vida, marcada por un entorno dificil y momentos de desesperacion, cambio desde su primer contacto con la droga.

“Senti que las voces en mi cabeza se silenciaron por completo. Me volvi adicta en el acto”, conto a la BBC. No sabia que contenia cada pastilla azul ni si alguna podria ser letal. Como millones afectados por la epidemia de opioides, vivia con la amenaza constante de una sobredosis fatal.

El fentanilo es un opioide sintetico hasta 50 veces mas potente que la heroina y transformo el consumo de drogas en Estados Unidos en la ultima decada. Gran parte del fentanilo ilicito se fabrica en el extranjero y entra al pais por contrabando desde Mexico; investigaciones oficiales indican que carteles mexicanos reciben precursores quimicos de socios en China.

Entre 2023 y 2025, el pais registro cifras alarmantes que en su peor momento superaron las 110.000 muertes anuales por sobredosis.

Durante anos, Kayla recurrio a la prostitucion y a pequenos delitos para comprar pastillas. Sus padres no encontraban respuestas y temian lo peor: “Mis padres pensaron que iba a morir”.

Su experiencia refleja la de muchos jovenes: una lucha solitaria, marcada por la incertidumbre sobre la dosis y la pureza de las sustancias y por el miedo diario a una sobredosis.

Frente a la magnitud del problema, la respuesta tradicional centrada en castigar y encarcelar mostro limitaciones. Desde 2024, Carolina del Norte empezo a priorizar politicas de reduccion de danos, enfocadas en la salud y el acompanamiento de las personas que consumen drogas en lugar de la criminalizacion exclusiva.

En Fayetteville, la policia local y organizaciones comunitarias implementaron el programa LEAD (Desviacion Asistida por la Justicia). Segun el teniente Jamaal Littlejohn, la iniciativa ofrece terapia, apoyo habitacional y la posibilidad de reparar antecedentes penales a quienes cometen delitos vinculados a la adiccion.

“Si una persona roba en una tienda y vemos que se trata de un delito motivado por la adiccion, intentamos derivarla para que reciba ayuda real”, explico Littlejohn. Los participantes pueden acceder a vivienda y formacion laboral; gracias a ese apoyo, Kayla logro limpiar su historial y se titulo como asistente de enfermeria certificada.

El tratamiento medico fue fundamental en su recuperacion. Kayla lleva casi un ano en un programa de metadona, medicamento que reduce el deseo por opioides y los sintomas de abstinencia. En Carolina del Norte mas de 30.000 personas reciben asistencia con farmacos como metadona o buprenorfina en clinicas especializadas, como las del doctor Eric Morse en Raleigh.

El Dr. Morse senala que la recuperacion es un proceso con recaidas y que el enfoque actual no excluye al paciente por un tropiezo. “Quiza alguien que antes consumia tres veces al dia ahora lo hace solo una vez por semana. Cada pequeno avance representa una oportunidad mas para salvar vidas”, dijo.

La combinacion de medicamentos, controles aleatorios y asesoramiento permitio que entre el 80% y el 90% de los pacientes abandonaran finalmente las drogas de la calle.

No todos apoyan este modelo. Mark Pless, legislador republicano y exparamedico, rechaza los tratamientos que sustituyen una droga por otra y defiende programas de abstinencia, aunque recientes datos cuestionan su superioridad.

Un estudio de la Universidad de Yale indico que las probabilidades de morir por sobredosis no disminuyen significativamente en quienes siguen unicamente la via de la abstinencia frente a quienes reciben tratamiento medico continuo.

Otra herramienta clave ha sido la ampliacion del acceso a naloxona, un medicamento que revierte sobredosis. Solo en Carolina del Norte se administro mas de 16.000 veces en 2024, segun Nabarun Dasgupta, de la Universidad de Carolina del Norte.

Tambien se distribuyen tiras reactivas para detectar fentanilo en otras sustancias, aunque los expertos advierten que no eliminan todos los riesgos.

El impacto de la epidemia de opioides sigue vigente en 2025. El estado recibe fondos de un gran acuerdo legal nacional -unos USD 1.500 millones- destinados a prevencion, tratamiento y recuperacion, pero la continuidad de esos recursos corre riesgo por posibles recortes en el sistema publico de salud.

“Miles todavia pierden la vida cada ano, y ciertos grupos, como las comunidades indigenas y afroamericanas, experimentan menos mejoras”, advierte la BBC.

Kayla presencio varias sobredosis y ayudo a amigos en situaciones extremas. Ahora aspira a dejar por completo la medicacion y trabajar en un hospital.

“Me siento mas viva que nunca”, resumio, consciente de que su recuperacion sigue siendo una excepcion en medio de una ola de adicciones que continua causando victimas cotidianas en Estados Unidos.

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