Antonio, conocido por muchos como “Castru”, fue una figura central en la vida deportiva y comunitaria de Ezeiza, especialmente por su labor con el club San Jose. Desde que se establecio en la zona en 1982, se dedico a fomentar el deporte infantil y juvenil. Su proyecto mas destacable fue la creacion y puesta en funcionamiento del club San Jose, inaugurado en octubre de 1997 junto a su casa, un espacio que rapidamente se consolido como punto de encuentro para familias y jovenes deportistas.
Su involucramiento formal con la Liga de Futbol Infantil y Juvenil Ezeiza (LIFIJE) permitio la formacion de multiples plantillas para que los chicos dieran sus primeros pasos en el futbol. Alli organizo equipos y genero oportunidades que facilitaron el acceso de los ninos al deporte, tanto en terminos de entrenamiento como de inclusion social. La institucion que integro destaco tras su fallecimiento que “Don Antonio sera siempre recordado por todos los que lo conocimos, ademas de ser un pilar importante en su institucion y todo el futbol infantil de Ezeiza”, subrayando su influencia sostenida en la comunidad.
Ademas de su trabajo con equipos tradicionales, Antonio abrio las puertas del club a iniciativas diversas. En redes sociales, quienes participaron en esas actividades resaltaron su generosidad: permitio desarrollar el futsal para personas con sindrome de Down sin pedir nada a cambio, ni reconocimiento. Cuando su salud se lo permitio, asistia a los entrenamientos junto a su esposa, demostrando interes personal por cada practica. Su accion fue descrita como un ejemplo de entrega: “Nos enseno el amor por la familia y por el futbol”, reflejando no solo su aporte deportivo, sino tambien los valores que promovia.
El reconocimiento a su figura se expreso tambien desde los equipos del club. Los Toritos, una de las formaciones de San Jose, le dedicaron palabras de agradecimiento: valoraron los consejos que brindo a los profesores, la atencion a los chicos y la hospitalidad a quienes llegaban al club que el construyo con dedicacion. En su despedida destacaron la mezcla de tristeza por su partida y gratitud por su legado: “A nuestro hincha numero 1, que siempre alento y acompano. Triste por partida pero feliz por lo que nos dejas. Solo muere quien se olvida; vos, Castru, vas a ser siempre recordado y presente en nuestros corazones.”
En conjunto, su trayectoria en San Jose y en la liga local dejo una huella perdurable, tanto en la organizacion del deporte infantil como en la vida cotidiana de quienes participaron en sus iniciativas. Su recuerdo permanece ligado a la comunidad que ayudo a construir.


