GOLPE INSTITUCIONAL – San Lorenzo atraviesa un momento crítico que mezcla problemas económicos e institucionales con desafíos deportivos. La FIFA notificó seis nuevas inhibiciones al club, elevando el total a once activas, lo que lo convierte en el segundo club más inhibido del continente, solo detrás de San José de Oruro, Bolivia. Estas sanciones responden a reclamos de jugadores, representantes y clubes formadores que no cobraron sus derechos, y reflejan la complejidad del presente institucional de la entidad azulgrana.
Entre los casos más recientes se encuentran el del delantero Diego Herazo, llegado desde Deportes Tolima en 2024, y el defensor Rafael Pérez, cuyo pase desde Talleres de Córdoba sigue generando diferencias económicas. También hay demandas vinculadas a derechos de formación, un mecanismo que la FIFA utiliza para asegurar que los clubes respeten los acuerdos económicos. El monto total de las nuevas sanciones ronda los 350.000 dólares, sumándose a obligaciones previas que elevan la deuda global del club.
La consecuencia inmediata es clara: si no se levantan las inhibiciones, San Lorenzo no podrá incorporar jugadores en el próximo mercado de pases, lo que limita la planificación de su plantel. El presidente Marcelo Moretti y su dirigencia trabajan intensamente para negociar con los acreedores y tratar de levantar algunas inhibiciones antes de fin de año. “Estamos haciendo todo lo posible para ordenar el club y cumplir con las obligaciones”, aseguró una fuente cercana a la presidencia.
Mientras tanto, el primer equipo dirigido por Damián Ayude busca mantener el foco en el torneo. Con el plantel actual y sin posibilidad de sumar refuerzos, el DT apuesta por los juveniles de la cantera y la experiencia de los referentes para sostener la competitividad en la liga. La situación económica y las inhibiciones generan presión, pero el cuerpo técnico intenta trasladar confianza y calma a los jugadores.
Los hinchas, por su parte, muestran su descontento en redes y en los partidos, reclamando soluciones rápidas y transparencia. San Lorenzo, que supo ser un ejemplo de recuperación institucional hace algunos años, hoy se enfrenta a un escenario complejo: la pelota sigue rodando, pero la crisis económica y las sanciones de FIFA marcan el ritmo. Si no logra resolver la situación, el club podría enfrentar restricciones aún mayores, afectando ingresos y operaciones futuras. La batalla más difícil no está en la cancha, sino en la gestión del club.
