1 de diciembre de 2025
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Primer Festival de Mar del Plata y la politica peronista

En Cine, estrellas y peronismo, Ela Mertnoff analiza la primera edicion del Festival de Mar del Plata (marzo de 1954) y su desarrollo en un contexto politico tenso. El encuentro, que conto con la presencia de Juan Domingo Peron y figuras del cine nacional e internacional, reflejo la modernizacion promovida por el peronismo y el impulso a la industria cinematografica argentina.

Tras la confirmacion electoral del peronismo en las legislativas de 1954, la confrontacion con la Iglesia y la oposicion intensificaron la conflictividad social y politica. Sectores radicales, conservadores y militares comenzaron a conspirar, lo que en ultima instancia contribuyo a episodios de violencia y a la caida de Peron. Mertnoff estudia como el star system y el apoyo estatal a la industria cinematografica se entrelazaron con esa polarizacion politica.

El libro, publicado por Ediciones Futurock, recorre tambien los origenes del cine argentino -desde el cine mudo y la figura de Gardel hasta los noticiarios y la propaganda politica- y como esos antecedentes confluyeron en la consolidacion comercial de las decadas de 1940 y 1950. A continuacion se presenta un fragmento dedicado a los sucesos del festival.

El tren de las estrellas

La manana del 8 de marzo, divas y figuras del cine local e internacional embarcaron en el tren El Marplatense desde la estacion de Constitucion, destinado exclusivamente al traslado de las delegaciones artisticas. La partida se demoro por la multitud congregada y el viaje quedo marcado por la mezcla de espectaculo, diplomacia cultural y politica de gobierno.

Un grupo destacado de artistas argentinos acompano a las delegaciones extranjeras en el trayecto y durante la muestra. Entre los anfitriones figuraban interpretes y creadores relevantes de la epoca, ademas de productores y representantes tecnicos de la industria local.

El viaje genero un clima de camaraderia pese a las barreras de idioma. Se cuentan anecdotas sobre confusiones linguisticas, traducciones improvisadas y momentos de confraternizacion donde se intercambiaron canciones, comidas y costumbres entre argentinos y visitantes.

Entre las celebridades que asistieron figuraban estrellas internacionales de gran trayectoria, algunas con larga historia en el cine mudo y clasico de Hollywood. Varias de ellas recibieron homenajes y una atencion mediatica notable durante su paso por Argentina.

Al llegar a Mar del Plata, los invitados fueron trasladados desde la estacion hasta el Hotel Provincial por vehiculos gestionados por referentes empresariales locales. El Provincial, obra de Alejandro Bustillo, era un complejo hotelero y social de gran magnitud que ofrecia numerosas comodidades y espacios para actividades culturales.

En el lobby del Provincial, el organizador principal, Apold, coordino la prensa y los servicios de informacion: se instalo una oficina de prensa que atendio a medios nacionales e internacionales, con fotografos, material impreso en varios idiomas y una agenda de actividades para los invitados.

La recepcion oficial se realizo por la tarde con la presencia del presidente Peron, funcionarios y representantes juveniles. Cada delegacion fue presentada formalmente y hubo actos sociales, como bailes y saludos, en los que participo el elenco nacional.

Durante la jornada inaugural se ofrecio una cena de bienvenida y comenzaron las proyecciones. Las cifras oficiales de asistentes extranjeros variaron segun las fuentes, pero el festival conto con la presencia de numerosas delegaciones de actores, directores y representantes.

La programacion incluyo 50 largometrajes y 49 cortometrajes de distintos paises y corrientes: desde Hollywood y cine europeo hasta realismo sovietico, cine social y documentales latinoamericanos. Se destacaron titulos de directores como Ingmar Bergman, Luis Bunuel, Kenji Mizoguchi, Federico Fellini y John Huston.

Argentina estuvo representada por dos largometrajes: El grito sagrado, dirigida por Luis Cesar Amadori y protagonizada por Fanny Navarro, y La calle del pecado (1954), de Ernesto Arancibia con Zully Moreno. El trabajo de Amadori recibio elogios publicos de Peron, quien valoro la pelicula en una carta publicada.

El estreno de El grito sagrado tuvo particular repercusion: aunque programado para la noche del martes, la asistencia presidencial se concentro en otra proyeccion, por lo que la pelicula se presento principalmente con su equipo creativo. La obra tuvo exito de taquilla y criticas mixtas sobre su valor artistico; ademas, la protagonista sufrio exclusiones en actos oficiales por conflictos personales con integrantes de la organizacion.

La otra produccion argentina no conto con la presencia de su protagonista por motivos personales, y hubo gestos de cortesia institucional -como la oferta del avion presidencial- que en algunas ocasiones fueron reemplazados por soluciones mas informales, como el viaje en el tren oficial.

Las funciones quedaron abiertas tanto para las delegaciones como para el publico general, con medidas de control de acceso que limitaron entradas gratuitas para funcionarios. En conversaciones privadas se justifico la restriccion por la necesidad de priorizar la hospitalidad a los invitados extranjeros y administrar recursos del festival.

El programa social del festival fue amplio y muy cubierto por la prensa: se organizaron torneos deportivos, carreras automovilisticas y actividades sociales como asados y visitas a estancias para mostrar los escenarios del plan turistico del gobierno.

Las representaciones nacionales y extranjeras compitieron en hospitalidad, organizando cocteles y recepciones con gastronomia y bebidas propias: desde champagne y vodka hasta comidas tipicas y caviar, en eventos realizados en clubes y hoteles de la ciudad.

Un acto masivo en el anfiteatro de Las Toscas reunio a las delegaciones y al publico con la participacion de orquesta, coro y ballet, y espectaculos de danzas tradicionales. El evento conto con un amplio despliegue artistico y tecnico y una asistencia que desbordo la capacidad prevista.

El montaje incluyo decenas de musicos, bailarines y tecnicos, y durante el espectaculo se produjeron incidentes menores como el desborde de vallas y la explosion fortuita de fuegos artificiales sin consecuencias graves.

Un concierto en la playa y otros espectaculos complementarios sumaron nombres de renombre internacional y artistas locales, con programas que combinaron musica clasica y repertorios populares.

No todos los invitados coincidieron con la naturaleza del festival: algunos manifestaron reparos sobre su uso con fines politicos y optaron por retirarse. Esa percepcion era compartida por sectores de la critica y parte de la prensa.

Hubo tambien episodios anecdoticos y controvertidos: celebridades participaron activamente en la vida social, se produjeron perdidas en casinos que debieron resolverse institucionalmente, y en algun caso el gobierno intervino para saldar deudas generadas durante el evento.

Durante el festival se atendieron emergencias medicas; por ejemplo, un artista local fue operado de urgencia y se gestiono el traslado de medicamentos desde Buenos Aires mediante recursos oficiales. La organizacion procuro cubrir alojamiento, traslados, comunicaciones y otros servicios para los invitados durante toda su estadia.

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