1 de diciembre de 2025
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La Edad Media desmitificada

La vision habitual de la Edad Media como un periodo sombrio y lleno de privaciones ha sido revisada por historiadores. En Cuerpos medievales. Vida, muerte y arte en la Edad Media, el historiador Jack Hartnell propone una perspectiva renovada centrada en la anatomia humana para abordar la complejidad de la vida medieval y cuestionar los estereotipos que la presentan unicamente como una etapa de oscuridad y supersticion.

El medievalista Bernard Guenee, desde la Sorbona, senalaba la propia dificultad de la etiqueta: “Cualquier medievalista sabe que la Edad Media nunca ha existido, porque quien sonaria con meter en un mismo saco a los hombres y mujeres y a las instituciones de los siglos VII, XI y XIV?”.

Esta observacion pone de manifiesto la limitacion de aglutinar realidades tan diversas bajo una sola denominacion, pese a que en la imaginacion colectiva el periodo suele asociarse con pobreza, hambrunas, pestes, abusos feudales y corrupcion eclesiastica. De esa imagen idealizada solo suelen salvarse episodios como los torneos, la vida cortesana, los personajes caballerescos, las leyendas de brujas y hadas, algun principe magnanimo y el monje critico con la hipocresia clerical.

La construccion de la Edad Media como una “epoca oscura” tiene sus raices en el Renacimiento, cuando autores como Petrarca la describieron como un intervalo teocentrico entre la Antiguedad clasica y el presente antropocentrico que reivindicaban.

Mas adelante, el Romanticismo -con textos como El genio del cristianismo de Chateaubriand- reinterpreto ese pasado como origen de tradiciones e identidades nacionales. Frente a esas reconstrucciones retrospectivas, la reflexion de Lessing en el movimiento Sturm und Drang resume otra posibilidad de lectura: “Noche de la Edad Media, de acuerdo! Pero noche resplandeciente de estrellas!”.

En Cuerpos medievales, Hartnell recorre el Medievo mediante un atlas anatomico que va de la cabeza a los pies, integrando ejemplos del arte, la medicina y la teologia. Su enfoque muestra que el cuerpo no se entendia solo en terminos fisiologicos, sino como espejo del alma y microcosmos que reflejaba lo divino.

El libro cuestiona el topico de una Edad Media credula y supersticiosa y reivindica su brillo propio, equiparable al de la Antiguedad o el Renacimiento. Esta recuperacion de la complejidad medieval resulta especialmente util para lectores no especializados que reciben una imagen reducida del periodo.

Las personas medievales vivieron sufrimiento y muerte, pero tambien amor, envejecimiento y cotidiano. Su realidad no se limita ni a lodazales infestados de ratas ni a palacios idilicos con trovadores; en cada gesto lo fisico y lo espiritual se entrelazaban, y el cuerpo actuaba como escenario de deseos, miedos y esperanzas. Hartnell emplea la historia de la medicina y el arte como vias validas para narrar ese pasado, sin renunciar al rigor academico ni a la claridad divulgativa.

Desde su formacion como historiador del arte, Hartnell muestra como los tratados medicos medievales funcionaban tambien como inventarios visuales: pinturas, relicarios, tapices, frescos, lapidas y esculturas en portadas de iglesias representan temas como la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el ayuno y el festin, las entranas y las afecciones del corazon.

Cada capitulo aborda una parte del cuerpo y teje una anatomia narrativa que cubre desde Oriente a Occidente, integrando tradiciones de la Europa cristiana y del mundo islamico, y evitando convertir la Edad Media en una mera coleccion de rarezas. Sin embargo, en ocasiones el analisis profundiza menos en cuestiones de genero, como las diferencias simbolicas entre cuerpos masculinos y femeninos, la construccion de la maternidad o el papel de las mujeres en la medicina y los cuidados mas alla de su dimension sexual.

Tambien quedan en los margenes del relato los pobres y los laboratores: figuras frecuentes en las fuentes y en la vida cotidiana pero tradicionalmente ausentes en la historiografia hasta la influencia de la Escuela de los Annales, en contraste con los reyes (bellatores) y los santos y martires (oratores) que, segun Georges Duby, estructuraban el imaginario feudal.

Aun con estas limitaciones, Cuerpos medievales aporta luz a un periodo a menudo imaginado en penumbra. La edicion de Abada destaca por su cuidado visual y material, invitando a una lectura que apela a la vista y a la memoria sensorial. La obra transmite la fragilidad y la belleza de cuerpos vulnerables y, pagina a pagina, va mas alla de la superficie de la piel sin ocultar los conocimientos medicos de la epoca, que en muchos casos procuraban curar tanto los males del alma como las dolencias fisicas.

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