A fines de cada ano, comercios en Rusia ponen a la venta un producto habitual en la vida publica del pais: calendarios protagonizados por Vladimir Putin. Las ediciones recientes, con un precio cercano a los 3,50 dolares, siguen un esquema consolidado desde hace mas de dos decadas: una imagen distinta del presidente por mes acompanada de breves citas extraidas de discursos del ultimo ano.
La secuencia fotografica que se comercializa en Wildberries, una de las principales plataformas de comercio electronico del pais, presenta a Putin en distintos papeles: deportista, creyente, aficionado a los animales o guia de la vida cotidiana. Esa variedad deliberada omite por completo la guerra en Ucrania, iniciada por el Kremlin en 2022, y refuerza la narrativa oficial que presenta el conflicto como algo distante y ajeno a la rutina nacional.
Fiona Hill, investigadora del Brookings Institution y exresponsable de Rusia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dijo al New York Times que estos objetos buscan mostrar a Putin como “un hombre para cada estacion”, una presencia constante en el dia a dia. Segun Hill, la seleccion de imagenes y frases subraya la idea de control y estabilidad que el Gobierno intenta transmitir.
Aunque las fotografias no hacen referencia directa al frente militar, algunas citas reproducen la retorica del Kremlin. En enero aparece sobre una moto de nieve con la frase “Las fronteras de Rusia nunca terminan”. En febrero, durante una practica de judo, figura la frase “Soy una paloma, pero tengo alas de hierro muy poderosas”. En varias ediciones las citas intentan justificar la politica oficial respecto a Ucrania, por ejemplo al afirmar que el pais “se ha vuelto mucho mas fuerte” al avanzar hacia lo que se describe como “soberania plena”.
Los calendarios se usan en escuelas, oficinas publicas y hogares. Maxim Trudolyubov, exeditor ruso que dejo el pais tras el inicio de la guerra y que actualmente dirige el blog The Russia File en el Kennan Institute de Washington, senalo al New York Times que este tipo de publicaciones funciona como una forma de institucionalizar una imagen de continuidad politica. Recordo que Putin lleva casi 26 anos en el poder y que la repeticion anual de estos materiales refuerza esa permanencia.
Las imagenes mantienen una estetica uniforme: distintos atuendos y escenarios que representan roles publicos variados. En julio aparece frente a un piano junto a una cita de una cancion bolchevique sobre el valor del trabajo manual. En agosto, vestido de cazador, ofrece una recomendacion sobre el rendimiento personal: “Duerme poco, trabaja mucho y no te quejes”. Tambien se incluyen expresiones de tono coloquial, como “Es contraproducente enterrar la cabeza en la arena porque algo mas seguira sobresaliendo”.
A diferencia de anos anteriores, ya no se ven fotografias sin camisa ni escenas de riesgo, como vuelos en ala delta o inmersiones submarinas. El registro visual es menos espectacular, pero mantiene el objetivo de proyectar normalidad y actividad constante.
Estos calendarios comenzaron a circular poco despues de la llegada de Putin a la presidencia en 2000, pero ganaron notoriedad alrededor de 2011, cuando un grupo de estudiantes de periodismo de la Universidad Estatal de Moscu produjo su propia version. Ese mismo ano surgio una contracampana de jovenes criticos del Kremlin que posaron vestidos de negro y con la boca cubierta.
Hill encuadra estas producciones dentro de una logica de liderazgo personalista observada en otros mandatarios, y subraya que iniciativas similares son poco habituales en paises como Canada, Alemania o el Reino Unido, donde los jefes de gobierno no suelen participar en estrategias de imagen de este tipo.
En septiembre, al menos un diario ruso lanzo una edicion anticipada del calendario para 2026. Con las modificaciones constitucionales que podrian permitir a Putin permanecer en el cargo hasta 2036, la continuidad de este objeto anual parece asegurada.
