Celebrar 90 anos no solo reconoce la trayectoria de una institucion; tambien pone en evidencia los desafios pendientes. La DAIA, fundada en 1935, tiene como proposito representar, defender y promover la dignidad de la comunidad judia argentina.
Nacio para afirmar que el odio no debe normalizarse, que la discriminacion no es una opinion legitima y que la violencia no se combate con silencio. A nueve decadas de su fundacion, ese compromiso continua vigente.
Vivimos en una epoca en la que los discursos extremistas se difunden con rapidez a traves de las plataformas digitales. Una consigna, una falsedad o una acusacion pueden multiplicarse millones de veces antes de que alguien verifique su veracidad. La desinformacion dispone de nuevas herramientas y el odio adopta nuevos lenguajes. Cuando el odio cambia de forma, la sociedad necesita adaptarse y fortalecer sus defensas.
La primera linea de defensa es la educacion. Ninguna ley alcanza su pleno efecto si no existe conciencia social, y no puede haber convivencia sin valores compartidos.
Educar ya no consiste solo en transmitir datos: implica ensenar a interpretar simbolos, a identificar discursos peligrosos y a no reproducir consignas que ocultan llamados a la eliminacion del otro. Expresiones como “del rio al mar” no son frases inocuas; niegan la existencia de un pueblo entero. No se trata unicamente de politica internacional, sino de derechos humanos: el derecho a existir, a vivir en paz y a evitar que la violencia simbolica sea preludio de la violencia real.
La historia muestra que, antes de cada ataque fisico, hubo una narrativa que lo justifico y un proceso de deshumanizacion del otro. Por eso la educacion no puede ser neutral frente al odio: educar implica tomar posicion y defender principios fundamentales.
Formar en valores es una medida de prevencion: la discriminacion no comienza con un hecho policial, sino con el chiste, el rumor, el estereotipo aceptado y el prejuicio que no se cuestiona. Cuando la burla se naturaliza y la diferencia se convierte en motivo de exclusion, la democracia se debilita.
Inculcar valores democraticos no es solo una consigna escolar, sino la base de cualquier sociedad que aspire a convivir. Por eso la DAIA trabaja con docentes, clubes, universidades, empresas y plataformas tecnologicas: la convivencia trae aparejada responsabilidad.
El antisemitismo no es un problema exclusivo de las personas judias, al igual que el racismo no solo afecta a las poblaciones afrodescendientes y la xenofobia no solo a las y los migrantes. La discriminacion es una amenaza colectiva: cuando se legitima contra uno, se abre la puerta para que afecte a todos.
La DAIA no solo combate el odio visible; tambien actua para que el odio futuro no encuentre terreno fertil. Entendemos la representacion como una responsabilidad cotidiana: escuchar, articular, confrontar cuando sea necesario y construir puentes cuando sea posible.
En tiempos de incertidumbre, los valores no pueden ser ambiguos. Una democracia que duda se vuelve mas vulnerable. Nuestra posicion es clara: el antisemitismo es un delito y, noventa anos despues, mantenemos el mismo compromiso de combatirlo.


