En los campos de refugiados de Cox’s Bazar, en Bangladesh, miles de ninos y ninas rohingyas afrontan un futuro incierto marcado por la inseguridad, la desnutricion y la escasez de oportunidades educativas, una situacion agravada por los recortes en la financiacion internacional que amenazan los servicios humanitarios basicos.
La disminucion sostenida de la ayuda exterior ha dejado a esta poblacion apatrida en una situacion de extrema vulnerabilidad; mas del 60% de quienes viven en los campos son mujeres y menores, y organizaciones y autoridades advierten que 2026 podria ser aun mas dificil.
La crisis afecta a una de las zonas mas pobres de Bangladesh, que actualmente alberga a mas de un millon de personas desplazadas forzosamente desde Myanmar en busca de proteccion.
El 78% de estas personas vive hacinada en los 33 campos de Ukhiya y Teknaf, ademas de la isla Bhasan Char; la mayoria son ninos y mujeres que conviven en un entorno con carencias criticas de alimentos, atencion sanitaria y educacion.
Desde 2017, cuando una ofensiva militar del Tatmadaw (Ejercito de Myanmar) provoco la huida de aproximadamente 740.000 personas, el numero de desplazados ha aumentado significativamente.
A diferencia de oleadas anteriores de desplazamiento, muchos de los recien llegados no han recibido un reconocimiento formal de refugiado: Bangladesh los registra como “ciudadanos birmanos desplazados a la fuerza”, una clasificacion que limita su acceso a derechos basicos y complica la entrega de ayuda internacional.
UNICEF advierte que la infancia rohingya atraviesa una de sus etapas mas dificiles desde el inicio del exodo masivo: mas de medio millon de ninos han nacido y crecido en un contexto de apatridia, en refugios temporales y con alta dependencia de la ayuda humanitaria.
Estos menores enfrentan riesgos nutricionales, falta de servicios educativos adecuados y exposicion a brotes epidemicos. Asimismo, estan en riesgo de abandono, explotacion y violencia de genero, y sufren practicas como el matrimonio infantil y el trabajo infantil.
Los desastres estacionales -monzones y ciclones- aumentan la fragilidad de la poblacion desplazada y afectan tambien a las comunidades anfitrionas en Bangladesh.
La ausencia de acceso a educacion formal deja a los jovenes sin alternativas de aprendizaje y empleo, elevando su vulnerabilidad al reclutamiento por redes criminales y al trafico de personas.
La apatridia de los rohingyas, que se remonta a las restricciones legales impuestas desde los anos 80 en Myanmar, y las limitaciones al movimiento y al reconocimiento ciudadano perpetuan su situacion de limbo juridico y social dentro de los campos.
Los recortes de financiacion por parte de donantes como Estados Unidos y la Union Europea han profundizado la emergencia; organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos han senalado que la reorganizacion presupuestaria podria afectar aun mas la provision de servicios esenciales. (Con informacion de Europa Press)


