1 de diciembre de 2025
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Como proteger a los menores de los juegos digitales

Internet se ha convertido en el espacio principal donde ninos, ninas y adolescentes estudian, socializan y juegan. Ademas de favorecer la creatividad y el aprendizaje, ese entorno tambien aloja delitos graves. El grooming y la difusion de imagenes de violencia sexual ya no ocurren solo en redes sociales tradicionales; se producen tambien en plataformas donde los menores pasan gran parte de su tiempo, como Roblox, Free Fire, Fortnite y otros videojuegos que combinan mundos virtuales, chats abiertos y servidores privados. La percepcion de que “es solo un juego” aumenta la vulnerabilidad de los menores.

Los agresores han modificado sus tacticas: en lugar de entablar largas conversaciones en redes convencionales, ingresan a estos videojuegos y se esconden detras de avatares que aparentan ser ninos. Se presentan como companeros de juego, ofrecen incentivos como monedas virtuales o elementos esteticos, y aprovechan la confianza que generan estos entornos para estrechar vinculos en poco tiempo. Eso les permite bajar las defensas, llevar a la victima a espacios privados y comenzar maniobras de manipulacion, solicitud de imagenes, extorsion y, en casos extremos, intentar pasar del contacto virtual a un encuentro presencial.

Muchos adultos subestiman estos riesgos al creer que mientras los menores “solo esten jugando” no hay peligro. Sin embargo, detras de muchas conversaciones puede haber un adulto con conocimientos de tecnicas de manipulacion emocional: sabe como ganarse la confianza, seducir, presionar o intimidar. El grooming es un delito que puede dejar secuelas psicologicas duraderas, como angustia, culpa, aislamiento o depresion, y tambien puede derivar en contactos fisicos o en la difusion irreversible de material intimo.

Para las familias la prevencion no pasa por prohibir dispositivos, sino por acompanar la vida digital de los menores. Es importante hablar sin tabues, explicar que hay adultos que se hacen pasar por chicos, revisar conjuntamente los juegos que usan, activar controles parentales, conocer los chats y las configuraciones de privacidad, y estar atentos a cambios de conducta que puedan indicar riesgo. La conversacion, la presencia y la atencion son herramientas clave para reducir la exposicion; no se trata de invadir la intimidad sino de proteger la integridad.

El Estado tambien tiene responsabilidades: la tecnologia avanza mas rapido que la legislacion, por lo que es necesario fortalecer las unidades de cibercrimen, capacitar a docentes, exigir a las empresas de videojuegos estandares de seguridad y desarrollar campanas publicas dirigidas a los espacios que usan los menores, como TikTok, Twitch, YouTube y los propios videojuegos. Las plataformas deben reconocer que son entornos de interaccion infantil y actuar en consecuencia: crear medidas de seguridad mas robustas, monitorear chats, detectar patrones sospechosos y responder con rapidez.

Ignorar esta realidad equivale a dejar solos a los menores frente a peligros que no pueden evaluar. El agresor ya no toca la puerta de una casa: actua desde un celular, una tablet o un juego. Si los adultos asumen que “ellos entienden mas que nosotros” sin supervision ni dialogo, se viola la responsabilidad de proteger a la infancia y la adolescencia en un mundo virtual que no siempre es inocente.

Proteger a ninos, ninas y adolescentes exige actualizar herramientas, enfoques y compromisos: acompanarlos en internet como se hace en la vida real, aceptar que la responsabilidad es colectiva y dejar claro que ningun juego justifica la perdida de la inocencia, la libertad o la dignidad de un menor. Internet puede ser un espacio valioso, pero solo si los adultos cumplen su deber de cuidarlo; en materia de seguridad infantil no hay lugar para la indiferencia.

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