1 de diciembre de 2025
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Frank Lenz, ciclista desaparecido en la vuelta al mundo

En la primavera de 1892, Frank Lenz salió por última vez de su casa en Pittsburgh, se despidió de sus amigos y emprendió un viaje en bicicleta con la intención de circunnavegar el mundo. Su propósito era superar límites personales y documentar cada etapa de la travesía.

Partió desde Nueva York, se dirigió hacia el oeste de Estados Unidos, continuó por Asia y tenía previsto llegar a Europa. Planeaba completar el recorrido en dos años y publicar sus experiencias. No obstante, en el este de Turquía su destino se volvió incierto y pronto se perdió toda comunicación con él.

Lenz adquirió su primera bicicleta en 1886 por 100 dólares, suma comparable a un salario mensual en esa época. Se integró a un club ciclista local y estableció récords de resistencia, entre ellos recorrer 162 millas en 24 horas. Además, combinó su afición por el ciclismo con la fotografía, registrando sus viajes en imágenes. Sus iniciativas inspiraron a otros pioneros, siguiendo la estela de Thomas Stevens.

La evolución técnica también influyó en su proyecto. Aunque conocía la bicicleta de rueda alta, adoptó la bicicleta de seguridad de dos ruedas iguales para atraer patrocinadores y emplear un diseño más moderno. Con el respaldo de un medio de prensa, pudo difundir relatos y fotografías de su itinerario a lectores internacionales.

Un viaje sin precedentes y el primer misterio global del ciclismo

A través de Estados Unidos tomó como referencia la vía del ferrocarril del norte y escogió rutas exigentes. Visitó lugares como Yellowstone y descartó alternativas más cómodas como la diligencia. Circuló con su bicicleta Victor y defendía las ventajas de los neumáticos, según sus crónicas publicadas en la revista Outing.

Desde San Francisco cruzó el Pacífico hasta Japón y prosiguió por China, Myanmar e India, anotando sus vivencias en diarios y fotografías. En su plan figuraba atravesar Persia por rutas comerciales hasta Teherán y continuar hacia Constantinopla, donde esperaba embarcar rumbo a Estados Unidos.

La última ubicación confirmada lo sitúa en Chilgani, en las llanuras de Alasgird, cerca del paso Delibaba en el este de Turquía. Un mes después, medios locales difundieron versiones sobre su posible asesinato en las inmediaciones de Koord Ali.

Investigaciones posteriores señalaron que la desaparición generó especulación y cobertura internacional, pero la comunicación deficiente retrasó las labores de búsqueda y verificación.

El caso motivó una campaña mediática: la revista Outing financió una pesquisa encabezada por el ciclista William Sachtleben.

Con apoyo limitado de diplomáticos y de la comunidad ciclista internacional, Sachtleben entrevistó testigos y recorrió la zona. Llegó a la conclusión de que Lenz probablemente fue asesinado, quizá por conflictos locales, aunque nunca se recuperó el cuerpo y no existieron pruebas físicas concluyentes, por lo que la versión oficial quedó sin resolución definitiva.

El legado de una vida audaz y un destino incierto

Frank Lenz es considerado uno de los deportistas más notables de fines del siglo XIX por sus hazañas ciclistas, su espíritu pionero y su capacidad para combinar la práctica deportiva con la narración visual. Sus crónicas pusieron a prueba rutas comerciales y demostraron la viabilidad de viajes intercontinentales en bicicleta.

Su desaparición constituyó un hito. Según el historiador David V. Herlihy, la historia de Lenz muestra tanto la valentía individual como las dificultades logísticas y sociales propias de la época.

Las comunicaciones precarias, las barreras idiomáticas y las tensiones políticas complicaron la investigación. El periodista Duncan R. Jamieson observa que la falta de apoyo inmediato demoró la respuesta ante su ausencia.

Su publicista lo describió como “un ciclista fantasma cuyo espíritu permanece intacto, con un rostro sin rastro de miedo o odio, solo determinación y amabilidad”.

Frank Lenz sigue siendo un símbolo del ciclismo y la aventura; su vida y su desaparición mantienen el interés de académicos, periodistas y aficionados. Aunque el misterio no se resolvió, su legado perdura entre quienes valoran el deporte, la historia y la audacia de emprender retos extremos.

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