Los países miembros de la OTAN anunciaron en Bruselas un compromiso para aportar cientos de millones de dólares adicionales destinados a la compra de armamento estadounidense para Ucrania. Al mismo tiempo, varios ministros instaron al presidente ruso a dejar la retórica provocadora y a comprometerse de forma seria con las negociaciones de paz.
La reunión de ministros de Exteriores de la OTAN contó con representantes de los 32 Estados aliados para analizar iniciativas impulsadas por Estados Unidos encaminadas a poner fin al conflicto en Ucrania. La delegación estadounidense no estuvo encabezada por su secretario de Estado y enviaron a un representante, un hecho que algunos aliados europeos interpretaron como una menor presencia directa en la diplomacia promovida por la Casa Blanca.
Alemania, Polonia, Noruega, Países Bajos y Canadá acordaron aportar en conjunto alrededor de 1.000 millones de dólares a un fondo común destinado a la compra de equipamiento militar estadounidense para Ucrania. “Ucrania necesita permanecer fuerte y nosotros, los aliados de la alianza militar más grande y exitosa de la historia, debemos mantener nuestra firmeza y compromiso”, declaró Espen Barth Eide, ministro de Exteriores de Noruega.
El secretario general de la OTAN valoró la continuidad de las conversaciones de paz y consideró esencial reforzar las capacidades militares ucranianas mientras duren las negociaciones. Señaló que, aunque las negociaciones son positivas, es necesario garantizar que Ucrania esté en la posición más sólida posible para defenderse durante ese proceso.
La falta de avances en un diálogo de cinco horas celebrado en Moscú entre representantes estadounidenses y el presidente ruso suscitó escepticismo entre los aliados. Varios ministros afirmaron que Putin no ha mostrado apertura real para ceder posiciones. “El presidente Putin debe acabar con la bravuconería y el derramamiento de sangre, y estar listo para sentarse a la mesa y respaldar una paz justa y duradera para Ucrania”, afirmó la ministra británica de Exteriores, Yvette Cooper.
Desde la perspectiva rusa, el presidente advirtió que Moscú estaría preparado para un conflicto armado con Europa si fuera necesario. “No tenemos intención de combatir con Europa… Pero si Europa de repente quiere guerra (…) estamos listos”, declaró a la prensa antes de reunirse con el enviado especial estadounidense.
El mandatario ruso sostuvo que las operaciones en Ucrania se realizan de forma “quirúrgica” y negó bombardeos indiscriminados, afirmaciones que han sido rechazadas por autoridades de Kiev y por gobiernos occidentales. Además, acusó a países europeos de favorecer la prolongación del conflicto por rechazar un plan de paz promovido anteriormente, que según él incluía condiciones como la no adhesión de Ucrania a la OTAN, la retirada de fuerzas del Donbás, la renuncia a reparaciones y la reducción del tamaño de su ejército.
Putin también afirmó que el ejército ruso había tomado la localidad de Pokrovsk, en la región de Donetsk, una versión desmentida por Kiev; según él, esa situación reflejaría la ilusión europea de lograr una derrota estratégica de Rusia.
Entre los aliados, hubo rechazo a la retórica confrontativa atribuida a Moscú. La ministra finlandesa de Exteriores, Elina Valtonen, calificó esas declaraciones como una forma de intimidación que no debe tomarse en exceso en serio y subrayó que las capacidades de defensa de la OTAN y de Europa se incrementan día a día.
