Una segunda comisión de estudio del Vaticano concluyó que, por ahora, no procede ordenar a mujeres como diáconos, lo que representa un nuevo revés para quienes buscan que mujeres puedan presidir bautizos, bodas y funerales con carácter ordenado.
El Vaticano publicó una síntesis poco habitual de las conclusiones de la comisión, incluyendo las votaciones de sus miembros sobre puntos teológicos concretos. Aunque el informe admite la posibilidad de investigaciones adicionales, propone crear nuevos ministerios laicos para mujeres fuera del marco del diaconado ordenado.
Los diáconos son ministros ordenados que realizan funciones similares a las de los sacerdotes en ciertos actos —por ejemplo, presidir bautizos, matrimonios y funerales— y pueden predicar, pero no son celebrantes de la misa.
En la Iglesia católica el diaconado puede ser un paso de transición hacia la ordenación sacerdotal para varones seminaristas; además existen diáconos permanentes varones, incluso casados. Las mujeres no son ordenadas como diáconos hoy en la práctica actual, aunque algunos historiadores sostienen que en los primeros siglos del cristianismo existieron mujeres con funciones diaconales.
Francisco creó la primera comisión de estudio en 2016 a petición de la Unión Internacional de Superioras Generales; tras resultados insatisfactorios, estableció una segunda comisión en 2020, presidida por el cardenal Giuseppe Petrocchi, cuyo informe se hizo público el jueves.
Petrocchi determinó que existen actualmente dos corrientes teológicas irreconciliables sobre la cuestión: una que permitiría el diaconado femenino y otra que lo rechazaria, por lo que recomendó un enfoque prudente.
Ante ese impasse, el informe señala que la situación del estudio «descarta la posibilidad de avanzar hacia la admisión de mujeres al diaconado, entendido como un grado del sacramento del Orden Sagrado». Al mismo tiempo deja abierta la puerta a más investigaciones, al reconocer que la evidencia no permite emitir un juicio definitivo.
Algunas mujeres católicas quieren reconocimiento ministerial
Las mujeres desempeñan gran parte del trabajo pastoral y administrativo de la Iglesia en parroquias, escuelas y hospitales y suelen ser quienes transmiten la fe a nuevas generaciones. Desde hace tiempo reclaman un reconocimiento mayor dentro de la institución, tanto en cargos de decisión como en roles ministeriales con autoridad litúrgica.
Quienes apoyan la ampliación del diaconado para mujeres argumentan que ello daría mayor visibilidad y responsabilidad ministerial a las mujeres y ayudaría a mitigar la falta de sacerdotes en algunas regiones, al permitir que mujeres cumplan ciertas funciones ministeriales.
Por su parte, los opositores sostienen que la ordenación de mujeres como diáconos podría abrir la puerta a la ordenación sacerdotal femenina, algo que la Iglesia reserva hoy a los varones y justifica remitiéndose a la práctica de Cristo al elegir a sus apóstoles.
El papa Francisco ha permitido el debate sobre el asunto sin tomar una decisión definitiva. El tema se trató en el sínodo sobre la Amazonía de 2019 y volvió a plantearse en el sínodo de reforma de 2024, que recomendó mantener la cuestión abierta.
Un grupo de estudio sobre las diaconisas entregó su trabajo a la comisión Petrocchi a principios de este año, lo que prácticamente cerró su fase de recopilación. Petrocchi señaló además que el asunto fue relevante solo en algunos países y que se recibieron pocas propuestas (22), un número que no considera representativo de la Iglesia universal.
Leo parece no comprometerse con el tema
El papa ordenó la publicación del informe de síntesis de Petrocchi, lo que puede interpretarse como una señal de que, por el momento, la Santa Sede no está dispuesta a cambiar la postura oficial.
El ex cardenal Robert Prevost, en declaraciones previas, ha afirmado que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotes y ha evitado pronunciarse con claridad sobre si podrían llegar a ser diáconos.
En una rueda de prensa en 2023, Prevost reconoció que el papa había establecido las dos comisiones de estudio, pero advirtió que convertir a las mujeres en clérigos “no necesariamente resuelve un problema, podría crear uno nuevo”.
Phyllis Zagano, investigadora de la Universidad Hofstra y miembro de la comisión de 2016, criticó el documento publicado el jueves por considerarlo negativo en su planteamiento: señaló que, al vincular la prohibición del sacerdocio femenino con la imposibilidad del diaconado, el informe no presenta argumentos teológicos sólidos ni evidencia concluyente, y se limita a pedir más estudio en lugar de aceptar o rechazar la propuesta.
(con información de AP)
