“La inteligencia artificial (IA) nos hace pensar menos”. No estoy de acuerdo. Si alguien decide no razonar, la responsabilidad no es de la IA. Usarla como sosten emocional no convierte a nadie en un intelectual del siglo XVIII. Una transformacion tecnologica de la magnitud de la IA no puede desligarse del pensamiento critico ni, hoy en dia, de la metacognicion -la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios pensamientos y aprendizajes-.
Hay una idea equivocada que reduce a ChatGPT a la secuencia “hacer esto-recibir respuesta-copiar y pegar”. Desde esa optica de sustitucion cognitiva, al delegar por completo el esfuerzo mental en la maquina, es evidente que se pierde pensamiento critico.
Sin embargo, esa vision es simplista y no refleja la transformacion que vivimos en el primer cuarto del siglo XXI. Es la postura del intelectual perezoso, el que ni siquiera se pregunta cual es su papel en el auge de la inteligencia artificial.
Si en cambio concebimos la IA desde un enfoque sociocognitivo -donde confrontamos nuestras ideas y las propuestas por la maquina-, ese proceso de cocreacion exige mas a nuestra mente y se vuelve mas desafiante.
En el articulo “Collaborative intelligence: Humans and AI are joining forces” (Wilson & Daugherty, 2018) de Harvard Business Review se muestra que las mayores mejoras en desempeno empresarial ocurren cuando humanos y maquinas colaboran. Nosotros aportamos liderazgo, empatia, creatividad y juicio social; la IA aporta velocidad, escalabilidad y precision analitica.
Si ademas disenamos flujos de trabajo que integren lo mejor de las herramientas tecnologicas actuales y las organizamos para cumplir objetivos interconectados, el ejercicio mental puede resultar mas exigente que el primer dia en el gimnasio.
Para ilustrarlo con un ejemplo personal: tengo un flujo con plataformas de IA que potencia mi aprendizaje y me lleva pocos minutos. Uso Tactiq para transcribir mis clases del MIT, coloco la transcripcion en NotebookLM de Google para interactuar con el contenido, en un par de minutos genero un podcast (soy mas oyente que lector) y una guia de estudio en espanol e ingles. Luego empleo el modelo de voz de ChatGPT para un juego de roles de preguntas y respuestas que refuerza los conceptos y el ingles. Ese material se reutiliza en otras actividades cotidianas. La leccion es que los limites los pone la imaginacion, pero hace falta dedicar tiempo a disenar un flujo adaptado a nuestras necesidades.
Reflexionando en tiempos de agentes
No obstante, cabe cuestionar el proceso: seria aun mas eficiente si, en lugar de que yo conecte cada paso, un agente de IA automatizara esa labor. Es decir, un software que percibe, decide y actua sin que tengamos que indicarle constantemente que hacer.
Para alcanzar objetivos que requieren integrar diversos componentes tecnologicos (modelos, agentes, datos, etc.) mediante coordinacion automatica, la IA agentica es idonea: divide tareas complejas en partes pequenas que se ejecutan de forma especializada, mejorando la calidad y permitiendo la produccion a gran escala.
La idea de distribuir labores entre especialistas para aumentar la productividad no es nueva. Adam Smith ya describia, hace mas de 240 anos en La riqueza de las naciones, la importancia de la division del trabajo y la especializacion para generar riqueza cuando el mercado es lo suficientemente grande.
Sin embargo, si hablamos de tecnologia que opera 24/7 sin derechos laborales, la sociedad no puede permanecer igual. Las capacidades de la IA agentica se comportan como manos y piernas invisibles que, al percibir, decidir y actuar de forma autonoma, redefinen nuestras formas de interaccion.
No es sorprendente que el informe Agentic Enterprise Index (2025) de Salesforce indique que, entre enero y junio, la creacion de agentes de IA en empresas lideres crecio un 119 %.
Consejos del conejo
Aprender a crear y orquestar flujos de trabajo constituye hoy una ventaja competitiva, tanto para metas personales como organizacionales. Pero no se trata de disenar procesos por disenarlos. Es necesario usar lo artificial con inteligencia: identificar la necesidad o problema a resolver, aplicar sentido comun y plantearse preguntas como que objetivos persigo?, que flujos necesito?, en que etapa empleo IA?, cuando superviso?, que riesgos asumo?
En este contexto de auge de la IA agentica, el reto -para organizaciones y para la vida diaria- es desarrollar lo que podria llamarse “pensamiento agentico”: la capacidad de percibir el contexto de un problema, visualizar el camino para resolverlo, decidir pasos secuenciales y actuar con tecnologias adaptadas a nuestras necesidades, de modo que no solo alcancemos objetivos con eficiencia, sino que tambien los redefinamos. Es una expresion practica de la metacognicion.
Por eso, cuestionar adquiere hoy una relevancia particular: debemos estar atentos a los cambios tecnologicos y analizarlos para sacarles el mayor provecho. Esta competencia -junto con valores como la curiosidad y la responsabilidad- se cultiva, sobre todo, desde la infancia en la familia. Desde esa perspectiva empirica podria explicarse por que algunos usan la tecnologia para enfrentar el cancer y otros la emplean para frivolidades como exponer a un avatar.
Finalmente, que ocurrira si la IA se automejora? Como cambiaran nuestras interacciones cuando este ampliamente incorporada al mundo fisico? Son preguntas que invitan a pensar, precisamente lo que algunos dicen que la IA impide.


