Hace un mes, Agustina Penalva, periodista y locutora de C5N, se emociono al relatar el calvario que vive por el hostigamiento constante del economista Walter Graziano, quien la acosaba tanto en redes sociales como en encuentros presenciales.
Penalva conto que viene atravesando la situacion desde hace aproximadamente dos meses y que tuvo que recibir un boton antipanico con una tobillera electronica. Relato que, desde principios de agosto, Graziano la acoso primero por redes con entre 20 y 30 mensajes diarios y luego con comentarios que indicaban que estaba esperando el momento de encontrarla sola. Tambien senalo que el vive a unas ocho cuadras de su casa, lo que aumento su preocupacion.
La revelacion de Agustina Penalva un mes despues de su denuncia
Un mes despues de hacer publica la denuncia, Penalva volvio a exponer fallas que observa en el sistema de proteccion. Informo que la policia se presento en su domicilio o lugar de trabajo en tres oportunidades porque la tobillera del imputado “se queda sin senal”.
Conto que, en esas tres ocasiones, los efectivos le preguntaron si la persona con la tobillera era ella, lo que puso de manifiesto confusion sobre a quien debian proteger. Afortunadamente en esos episodios ella no estaba en riesgo inmediato, pero la periodista subrayo que esa incertidumbre es preocupante.
Penalva dijo ademas que podria escribir un libro sobre las irregularidades ocurridas en estos tres meses y describio el proceso como agotador.
Los mensajes que Walter Graziano le enviaba a Agustina Penalva
Los mensajes que Graziano le envio muestran un patron persistente y cada vez mas invasivo. En uno de ellos proponia abrir debates sobre la relacion entre hombres y mujeres en el proceso de conquista, planteandolo en terminos que intentaban justificar su interes y cuestionar la reaccion femenina.
En otro intercambio insistia en pasar de la comunicacion por Instagram a un encuentro personal y ofrecia regalarle una novela, que segun el podria gustarle, mientras decia no tener donde dejar el obsequio ni como contactarla.
Otros mensajes denotaban conductas de vigilancia y control, mencionando cuentas que seguian a la periodista y pidiendole que las tratara bien, como si ello debiera respaldar su propia conducta. Tambien hubo textos en los que hablaba de dormir poco y de actuar sin “plan B”.
En un intento de manipulacion, le indico que si ella publicaba en una historia una prenda blanca con numeros horarios el acudiria y que si publicaba una prenda negra dejaria de intentar contactarla; advirtio que la ausencia de esa senal le generaria confusion.
La amenaza mas explicita apuntaba a esperar el momento en el que ella quedara sola, y el acosador se preguntaba en el mensaje a cuantas personas les habia manifestado interes por conocerla, lo que implicaba intenciones de seguimiento y acecho.
Penalva relato ademas que el hostigamiento escalo hasta el punto en que el hombre se presento en el gimnasio donde ella entrena. Conto que el acosador comentaba constantemente detalles de su vida y de su trabajo en el programa, lo que la llevo a denunciar nuevamente ante la policia y a recibir el boton antipanico tras la retirada de la credencial del agresor por parte del gimnasio.
Estos intercambios evidencian la gravedad y la persistencia del acoso que sufrio la periodista, tanto en redes sociales como en su entorno personal.


