Un hecho inesperado ocurrió en el partido entre Gaziantep FK y Eyüpspor en Turquía: dos jugadores se enfrascaron en una pelea mientras el árbitro permitió que la acción continuara y se marcó un gol con la disputa desarrollándose al costado del juego.
La jugada, en el minuto 96, generó controversia inmediata porque puso en evidencia un fallo reglamentario: el árbitro Omer Tolga Guldibi no debió mantener el partido en juego ante una agresión entre futbolistas.
El encuentro mostró desconcierto y descontrol. Con dos futbolistas intercambiando golpes a pocos metros de la acción, el árbitro no intervino y dejó seguir la ofensiva; la defensa quedó dividida entre frenar la riña y atender la jugada, y Emmanuel Boateng terminó anotando un gol que, desde el punto de vista reglamentario, fue irregular. Ese tanto fue el 1-2 para Gaziantep, que sin embargo acabó perdiendo el partido.
Las imágenes evidenciaron que el juez no observó —o decidió no actuar ante— una conducta tipificada como violencia, una infracción grave del reglamento que requiere respuesta inmediata.
¿Qué dice la Regla 12 y cómo debió actuar el árbitro?
Conducta violenta = juego detenido obligatoriamente. Una pelea o intento de agresión entre jugadores encuadra como Conducta Violenta (CV).
La regla es clara: el árbitro debe detener el juego de forma inmediata, sin aplicar ventaja ni permitir la continuidad de la jugada.
Qué corresponde sancionar
– Expulsión directa para cualquier jugador que golpee, intente golpear o participe activamente en la pelea.
– Si ambos intervienen, expulsión para los dos jugadores implicados.
– Si la pelota estaba en juego y se detiene por CV, el reinicio corresponde mediante tiro libre directo o penal, según el lugar donde ocurrió la infracción.
¿Por qué es un error dejar seguir?
• Se compromete la seguridad de los jugadores.
• Se crea una situación injusta, ya que un equipo puede aprovechar la continuidad mientras el otro está distraído en la confrontación.
• Se pierde el control disciplinario del partido, que es una función esencial del árbitro.
• Reglamentariamente, la acción del gol es inválida porque el juego debía haberse detenido antes.
La consecuencia fue doble:
– Un gol que nació en un contexto antirreglamentario.
– Una pérdida de autoridad del árbitro que provocó reclamos, confusión y tensión en el estadio.
Episodios como este reabren el debate sobre la calidad del arbitraje, la lectura del juego y la necesidad de una intervención rápida ante situaciones que ponen en riesgo la integridad física de los jugadores.


