La aparición de un pez de origen asiático en la costa de Viedma y Pehuen Co alertó a pescadores e investigadores. Se trata del gobio (Tridentiger bifasciatus), una especie invasora que se ha dispersado por distintos continentes principalmente a través del agua de lastre de buques mercantes, el mismo mecanismo que introdujo otras especies problemáticas como el cangrejo verde o el alga undaria.
La investigadora Andrea Tombari, del Centro de Investigaciones y Transferencia de Río Negro (CIT–UNRN), relató que el hallazgo provino de dos pescadores deportivos que colaboran con el equipo: “Trajeron la especie porque no la conocían y los tuve un tiempo en peceras para estudiarlos”. Los ejemplares medían entre 5 y 8 centímetros y no coincidían con las especies habituales de la zona.
Tombari advirtió que el río Negro ya muestra un fuerte impacto por especies introducidas: aproximadamente la mitad de sus especies actuales no son autóctonas. Aunque es menos frecuente detectar nuevas entradas desde el exterior, además de la carpa y las truchas, el gobio se suma ahora a la lista de especies no nativas presentes.
La investigadora vinculó este avistamiento con registros previos en la costa atlántica bonaerense y citó un trabajo reciente que lo documentó en Pehuen Co. Señaló que la llegada suele relacionarse con el transporte de larvas en el agua de lastre de buques, a pesar de la existencia de protocolos internacionales destinados a prevenir estas introducciones.
Sobre su capacidad de adaptación, Tombari indicó que el estuario de Viedma ofrece condiciones favorables: si la salinidad se mantiene relativamente estable, los peces pueden asentarse. El gobio suele ocupar fondos arenosos o rocosos y en la zona se observaron escombros que actuaron como refugio artificial para la especie.
El impacto ecológico aún es incierto. Hasta ahora solo se ha verificado la presencia e identidad del gobio frente a Patagones; el equipo comenzará a estudiar su dieta —ya confirmaron que es carnívoro— y a evaluar si puede convertirse en una población invasora estable. También investigarán qué especies locales compiten por los mismos recursos y cuáles podrían predarlo.
Tombari recordó que la introducción de especies exóticas es una de las causas principales de pérdida de biodiversidad: al encontrar ambientes sin depredadores naturales, las exóticas pueden desplazar a las autóctonas. En ese sentido, advirtió que especies muy valoradas por el turismo, como las truchas, también son exóticas y pueden tener efectos destructivos similares a los de la carpa.
El gobio, conocido como gobio shimofuri, puede alcanzar hasta 12 centímetros. No es tóxico, pero tampoco tiene valor culinario significativo; su comportamiento territorial lo hace interesante para acuaristas, no para consumo.
La investigación apenas comienza y los científicos esperan avanzar con monitoreos y estudios que permitan evaluar la extensión y el posible impacto de esta especie en los ecosistemas locales.
Fuente: Canal Siete Bahía Blanca


