La implementacion de la Boleta Unica de Papel tuvo un debut positivo en elecciones nacionales y mostro ventajas concretas: garantiza igualdad de condiciones para todos los candidatos, reduce el uso de recursos y agiliza el proceso electoral. Ademas, limita la posibilidad de lucrar con la impresion de boletas, consume menos papel (no requiere sobres) y facilita el escrutinio, incluso permitiendo la simultaneidad de dos votantes por mesa.
No es cierto que implique un mayor costo: tiene efecto de ahorro -aunque ese no sea el unico motivo para adoptarla-; en Mendoza, por ejemplo, permitio reducir gastos en torno al 40% en 2023. Tambien dificulta practicas irregulares con boletas durante la campana o en el cuarto oscuro.
En campanas electorales lo esencial son las ideas y las propuestas, no el reparto de papeletas. El sistema anterior (aun vigente en Buenos Aires) exigia distribucion masiva de boletas en esquinas, paradas y puerta a puerta, con una logistica e impresion adicionales cuyo costo termina asumiendo el Estado.
El temor a que la Boleta Unica de Papel complique el escrutinio quedo desmentido en la experiencia nacional inicial, si bien es fundamental capacitar correctamente a las autoridades la primera vez. No se registro un aumento de votos anulados ni problemas significativos al votar. Dejar de hablar de “cuidar” o “defender” la boleta ayuda a centrar las elecciones en el debate de ideas; la complejidad de la boleta sabana partidaria quedo en evidencia frente a esta alternativa.
No hay que subestimar al electorado ni atribuir al sistema el fracaso de una candidatura. Los ciudadanos votan marcando una cruz, lo que destaca la importancia de presentar candidatos con buen perfil y propuestas claras. Los fiscales siguen siendo necesarios para verificar identidad y controlar el escrutinio, pero el recuento es mucho mas simple y rapido con la Boleta Unica de Papel.
Nota escrita para Infobae.


