Ayer, en cuestion de minutos, la superficie solar experimento una erupcion intensa: una llamarada lanzo una oleada de radiacion que avanzo hacia la Tierra a aproximadamente 7 millones de kilometros por hora.
Fue la mayor erupcion de 2025 y la mas potente desde octubre del ano anterior. Su efecto inmediato se dejo sentir en Africa y Europa, donde se registraron apagones de radio e interrupciones en las comunicaciones de alta frecuencia.
Los astronomos describen un Sol con actividad elevada, en ascenso hacia el maximo de su ciclo de aproximadamente 11 anos.
“La Tierra esta en la linea de fuego”, dijeron desde el Centro de Prediccion del Clima Espacial de la NOAA al confirmar que una eyeccion de masa coronal -una burbuja enorme de plasma magnetizado- se dirige directamente hacia nuestro planeta.
Los pronosticos situan el posible impacto hacia el mediodia o la tarde del 12 de noviembre, con tormentas geomagneticas severas (categoria G4) y auroras que podrian verse a miles de kilometros por debajo del Circulo Polar.
El Sol en su momento mas impredecible
La llamarada, catalogada como X5.1, fue el punto culminante de una serie de erupciones consecutivas originadas en la region activa AR4274 durante tres dias. Entre el 9 y el 10 de noviembre ya se habian registrado otros dos estallidos, de magnitudes 1.7 y 1.2, junto con eyecciones de masa coronal que ahora avanzan por el espacio interplanetario.
Si esas nubes de plasma se combinan con la tercera, el impacto sobre la magnetosfera terrestre podria ser particularmente intenso.
Las llamaradas solares se clasifican en A, B, C, M y X segun la intensidad de sus emisiones en rayos X, en una escala logaritmica donde cada letra representa un salto de diez veces. Una X es la categoria mas potente; el numero que la acompana indica su fuerza dentro de esa categoria. Con una magnitud de 5.1, esta erupcion se situa en el extremo alto de la escala.
En los momentos de mayor intensidad, el Sol emitio un frente de radiacion ultravioleta y rayos X que ionizo las capas altas de la atmosfera terrestre.
Esa ionizacion produjo interferencias en las ondas de radio de alta frecuencia utilizadas por aeronaves y embarcaciones, provocando una degradacion considerable de las comunicaciones.
El fisico solar Keith Strong resumio la situacion en redes sociales: “Estamos viendo un Sol mas activo, mas impredecible y mas explosivo que en anos recientes”. Los investigadores senalan que este comportamiento es propio del Ciclo Solar 25, iniciado en 2019 y con un pico esperado entre finales de 2024 y 2025.
Luces en el cielo y riesgos en la Tierra
Cuando el plasma solar alcanza el campo magnetico terrestre, lo deforma y acelera las particulas en su interior. Ese choque, aunque invisible a simple vista, genera las auroras boreales y australes, uno de los espectaculos naturales mas vistosos.
La NOAA preve que los efectos de estas erupciones podrian ser visibles tan al sur como Alabama o el norte de California, algo poco habitual.
Las auroras se producen cuando particulas solares cargadas colisionan con atomos de oxigeno y nitrogeno en la atmosfera; al volver estos atomos a su estado estable emiten luz, que aparece en tonos verdes, rosados y violetas.
El ciclo solar actual atraviesa su fase mas activa. Cada once anos el campo magnetico del Sol se reorganiza e invierte, un proceso que genera mayor inestabilidad magnetica y con ello tormentas solares mas frecuentes e intensas. Los expertos preven que esta etapa de alta actividad se mantenga hasta finales de 2025, aunque la fecha exacta del pico solo podra confirmarse con posterioridad.
Observadores ya reportan auroras en lugares poco comunes: durante el ultimo ano se han visto luces en Alemania, Reino Unido, Nueva Inglaterra y Nueva York. Las fotografias y consejos para capturarlas se difunden rapidamente en redes y foros de astronomia: se recomienda alejarse de las luces urbanas, buscar horizonte despejado y usar la camara del telefono, que a menudo revela senales de auroras no perceptibles a simple vista.
La amenaza invisible del clima espacial
El atractivo de las auroras contrasta con los riesgos del clima espacial. Cuando las particulas solares impactan con fuerza el campo magnetico terrestre pueden alterar redes electricas y sistemas de comunicacion, ademas de afectar satelites y senales de posicionamiento GPS.
En la historia hubo episodios de gran magnitud: en 1859, el Evento Carrington produjo auroras visibles en latitudes bajas y causo incendios en lineas telegraficas; en 1972 una tormenta provoco detonaciones accidentales de minas magneticas frente a Vietnam.
Aunque la tecnologia moderna es mas resistente, la dependencia creciente de satelites y redes electricas mantiene el riesgo real. Una tormenta extrema podria causar apagones regionales, interrumpir servicios de navegacion y afectar comunicaciones globales. Por ello la NOAA y la NASA monitorizan el Sol continuamente con observatorios como el Solar Dynamics Observatory (SDO) y el Solar and Heliospheric Observatory.
Predecir una tormenta solar con meses de antelacion no es posible; las alertas se emiten cuando una eyeccion de masa coronal parte del Sol y se dirige hacia la Tierra, lo que permite a companias electricas, aerolineas y operadores satelitales activar protocolos de proteccion.
Un ciclo que marca una nueva era solar
La actividad actual indica que el Sol esta viviendo uno de los periodos mas intensos de las ultimas dos decadas. Cada llamarada, cada eyeccion de plasma y cada interrupcion de radio o aurora fuera de lugar recuerdan que habitamos cerca de una estrella dinamica y cambiante.
Los cientificos esperan que el resto de 2025 mantenga este patron de alta energia, con nuevas erupciones y tormentas potenciales. Aunque el comportamiento solar puede parecer impredecible, sus ciclos regulares ayudan a comprender la evolucion magnetica del astro.
En las proximas horas los observatorios seguiran vigilando la nube de plasma en ruta hacia la Tierra. Si el impacto coincide con las previsiones, las auroras podrian mantenerse visibles en el hemisferio norte durante varios dias mientras operadores de redes y satelites activan medidas de contingencia.
Para la comunidad cientifica, estos eventos representan tanto un desafio operativo como una oportunidad para estudiar la dinamica solar en tiempo real.


