Quiza se tomaron su tiempo para revisar el menu; la vista era agradable aquella noche del 11 de febrero de 2023. El hombre habia conocido a “Ayelen” horas antes, en un encuentro fugaz por Tinder. Ella tenia 25 anos y el 56. La joven -baja, de ojos color miel, cabello castano y con un tatuaje de un corazon en la muneca- le dijo sin rodeos: “Pasame a buscar por Parque Lezama”.
El hombre llego en su Alfa Romeo, con la intencion de mostrar su estatus. Era especialista en informatica y anos atras habia creado una empresa en el rubro de la seguridad. Ademas, Juan era -y sigue siendo- un comisario de alto rango.
“Ayelen” le sonrio en el estacionamiento de un conocido local de comida rapida, se subio al asiento delantero y juntos fueron al restaurante AlPorto, en Puerto Madero, sobre la calle Olga Cossetini, a pocos metros del Puente de la Mujer.
Cenaron y hubo coqueteo. Cerca de la medianoche se dirigieron al departamento del empresario y comisario, el mismo domicilio con el que habia registrado su empresa. En el camino se detuvieron a comprar bebidas e ingresaron al edificio por el estacionamiento. Ella siguio coqueteando mientras el preparaba los tragos; el bebio una bebida de sabor maracuya.
Poco despues su vision se nublo. “Ayelen” lo observaba con su propio trago en la mano y sin beber. El hombre perdio el conocimiento y desperto minutos mas tarde gritando, mientras dos hombres lo tenian atado de pies y manos. Intento resistirse, pero un cuchillo en la garganta y la amenaza de muerte lo obligaron a callar. Entonces “Ayelen” y sus acompanantes procedieron a actuar.
El grupo lo despojo de sus pertenencias en cuestion de minutos: le robaron telefonos celulares, un smartwatch, las llaves del Alfa Romeo y un par de zapatillas Adidas. Ademas se llevaron armas: seis pistolas marca Glock, de calibres 9 y .40 milimetros, un revolver Taurus calibre .357 y un canon de mano. Tambien sustrajeron su credencial policial. “Ayelen” salio del edificio por la puerta principal con bolsas de compras y un maletin Samsonite.
Horas mas tarde, tras recuperar la conciencia, el comisario logro desatarse.
Llamo a su familia, que acudio a la vivienda y lo traslado al hospital de su cobertura, donde quedo internado por algunas horas. Los medicos diagnosticaron una “sobreingesta medicamentosa provocada por terceros”, es decir, que fue victima de una intoxicacion intencional.
El comisario pudo haber dejado el episodio en el anonimato. Sin embargo, decidio denunciarlo ante la Justicia; el expediente quedo a cargo del juez Edmundo Rabbione. En su declaracion recordo la cena en Puerto Madero y los tatuajes de “Ayelen”: ademas del corazon en la muneca derecha, describio flores en el hombro y un nombre en la espalda, “Leonel”.
Rabbione encomendo la pesquisa a la Division Investigaciones Comunales 3 de la Policia de la Ciudad. Los investigadores verificaron que, a pesar de la audacia del hecho, la mujer hizo poco por ocultar su identidad.
Analizaron las imagenes del hall central del edificio, donde se la ve con el botin y los tatuajes a la vista. El rastreo por camaras y el registro de antena de uno de los telefonos robados completaron la investigacion y permitieron su detencion. El 3 de octubre de 2024 la Policia de la Ciudad la arresto en su vivienda, en la periferia de la Villa 21-24 en Barracas; los tatuajes, incluido el nombre “Leonel”, sirvieron para su identificacion.
“Ayelen”, en realidad, no se llamaba asi: segun documentacion judicial, su nombre es Monica Araceli Borba Amarilla, nacida en Asuncion, Paraguay.
Fue alojada en el penal de mujeres de Ezeiza. Su pedido de prision domiciliaria, presentado con sus padres como garantes -padre albanil y madre peluquera- fue denegado y apelado ante la Camara. Llego a juicio y el 5 de septiembre el Tribunal N22, integrado por el juez Guillermo Friele, la condeno a seis anos de prision, con una pena que vencera en 2029.
La sentencia la imputo por participar, junto a seis complices, en al menos cinco hechos que incluyen tentativa de robo y encubrimiento, entre otros, y la sindico como autora de otro episodio en el que se habria utilizado la misma modalidad de bebida adulterada junto a otra mujer senalada como “viuda negra” en Barracas.


