Originario de la región de Marwar en Rajastán, India, el caballo Marwari es una de las razas equinas más singulares y representativas del subcontinente. Famoso por su valor en combate, su capacidad para soportar el clima desértico y sus características orejas curvadas, este animal ha acompañado durante siglos a los guerreros rajput y en la actualidad enfrenta problemas de conservación por su rareza.
A lo largo de la historia el Marwari estuvo estrechamente ligado al clan Rathore, conocido por la repoblación de Marwar en el siglo XII. Criados como caballos de caballería, estos ejemplares demostraron una notable capacidad para sobrevivir en el entorno hostil de Maru Pradesh, la llamada “tierra de la muerte”.
Su resistencia permitió a los guerreros recuperar y mantener territorios donde solo animales muy robustos prosperaban. Con el tiempo, el linaje del Marwari se habría enriquecido con sangre árabe y mongola y, tras la llegada de los mogoles en el siglo XVI, posiblemente turcomana, lo que explicaría algunas semejanzas con razas como el akhal-teke.
En 2014 el Marwari fue el primer caballo de origen asiático cuyo genoma se completó, lo que confirmó cruces históricos según un artículo de WebMD revisado por la doctora en Medicina Veterinaria Amy Flowers.
El declive de la cultura guerrera y los cambios políticos y económicos en India a comienzos del siglo XX provocaron una drástica reducción de la población de Marwari. La modernización desplazó a estos caballos de sus funciones tradicionales y dejó a la raza en una situación de riesgo.
Además, las estrictas restricciones a la exportación limitaron su presencia fuera de India, dificultando su conservación y difusión internacional.
Cómo es el Caballo Marwari
Físicamente es un caballo de alzada media, con una altura habitual entre 1,45 y 1,55 metros. Su pelaje aparece en una amplia variedad de colores, desde tonos marrones y castaños hasta grises, ruanos azules y ejemplares píos.
Su conformación muestra un cuello fino hacia la cabeza y más musculoso en la base, hombros largos y anchos, espalda de longitud media y cuartos traseros redondeados. Las orejas, rasgo más distintivo, pueden girar hasta 180 grados y a menudo se curvan de modo que sus puntas llegan a tocarse.
Los ojos son redondos y bien separados, y las fosas nasales suelen estar ensanchadas, rasgos que reflejan su adaptación a ambientes secos.
La raza está bien adaptada al clima árido: su piel fina le ayuda a tolerar el calor y la escasez de agua, y sus cascos y extremidades robustas facilitan los desplazamientos prolongados sobre terreno arenoso. La inclinación de sus omóplatos contribuye a un paso cómodo y eficiente en arenas profundas, según detalla WebMD.
En temperamento el Marwari destaca por su inteligencia y facilidad de aprendizaje, lo que favorece su adiestramiento. Suele ser sociable con personas y otros caballos, muestra un carácter competitivo y muchos individuos se adaptan bien a espectáculos y ceremonias.
También es conocido por su instinto de alerta y su audición desarrollada, capacidades que históricamente permitieron a jinetes detectar peligros en el desierto antes que otras razas y que fueron valiosas en su papel como caballo de guerra y guía en terrenos difíciles.
Tradicionalmente fue la montura preferida de la caballería rajput y desempeñó un papel central en batallas y campañas militares. Con la desaparición del combate a caballo, su uso se diversificó hacia la cría, los viajes, ceremonias nupciales y exhibiciones ecuestres.
Una raza en riesgo y los cuidados que necesita
Hoy el Marwari es un símbolo de estatus en India, pero su población ha disminuido notablemente. Esta caída, junto con las limitaciones para la exportación, ha convertido a la raza en un patrimonio genético y cultural en riesgo.
Personajes como el maharajá Umaid Singhji, su nieto Gaj Singh II y la amazona británica Francesca Kelly, fundadora de Marwari Bloodlines, han jugado un papel importante en la protección y promoción de la raza, según WebMD.
En cuanto a cuidados, el Marwari precisa un entorno adecuado a climas desérticos: su piel fina le permite soportar temperaturas extremas pero lo hace más sensible a las picaduras de insectos. El aseo regular, sobre todo en primavera y verano, es clave para mantener la salud del pelaje y prevenir problemas cutáneos.
Su alimentación debe ser equilibrada y moderada en carbohidratos y grasas; la raza se beneficia cuando puede complementar su dieta buscando alimento. El ejercicio habitual es necesario para su bienestar. Debido a la rareza de la raza, los problemas de salud comunes no están ampliamente documentados, pero en general goza de buena salud y posee cascos fuertes. La esperanza de vida se sitúa entre 25 y 30 años.


