1 de diciembre de 2025
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Juana Repetto habló de los cambios físicos en su embarazo

Juana Repetto volvió a hablar con sinceridad sobre cómo su cuerpo ha cambiado durante su tercer embarazo y sobre las inseguridades que eso le genera, mostrando que detrás de la figura pública hay experiencias personales y emocionales que trascienden lo físico.

“Sentía que no tenía novio y que nadie me quería y que no me iban a dar bola porque era gorda”, contó Juana, y explicó que le cuesta aceptar su nueva morfología en este embarazo. Recordó que durante la gestación de su hijo Toro empezó con un peso similar al actual cerca de los seis meses, pero entonces no lo vivió de la misma manera: “Con el de Toro… estaba muy embarazada, me importaba nada”.

Al comparar ese momento con el embarazo de Belisario, dijo que entonces venía de un cambio personal importante y se sentía en su mejor etapa corporal: se veía bien en el espejo y se cuidó con más atención.

Este embarazo, que llegó en una etapa de cambios y mucha ansiedad, la tomó por sorpresa y enfrentó un doble desafío. Relató que los primeros meses no se lo contó a nadie por miedo a exponer algo muy especial; además, algunos viajes y la ansiedad le hicieron subir peso al principio, y ahora siente que no se reconoce en su cuerpo.

Admitió que le afecta verse en cámara y observar aspectos como la papada o los brazos: eso la molesta y, aunque algunas personas minimizan sus sentimientos diciéndole que exagera, ella lo explica como una preocupación real que arrastra.

Juana explicó que sus inseguridades tienen raíces en la infancia: sufrió en el colegio y se sintió siempre muy insegura respecto a los hombres y a los estándares de belleza. Recordó que las novelas y los modelos sociales mostraban cuerpos muy delgados como patrón, lo que marcó su percepción y le quedó hasta la adultez.

También contó que alrededor de los 29 o 30 años logró sentirse cómoda con su cuerpo por primera vez y que mantener ese equilibrio fue un trabajo: le costó y requiere esfuerzos y hábitos que se incorporaron a su vida, en parte por el cuidado de sus hijos.

Subrayó que en su hogar dan prioridad a una alimentación saludable por motivos de salud, pero reconoció que las preocupaciones emocionales persisten: a pesar de llevar una dieta equilibrada, las inseguridades continúan presentes.

La experiencia de Juana Repetto muestra que la aceptación corporal es un proceso personal y complejo que no siempre coincide con las imágenes idealizadas en redes; requiere tiempo, acompañamiento y una mirada más comprensiva hacia uno mismo.

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