La noticia del fallecimiento de Carlos Espósito, a los 84 años, conmocionó al fútbol argentino. La Asociación Argentina de Árbitros (AAA) informó sobre su deceso mediante un comunicado publicado en su cuenta oficial de X (antes Twitter).
En el comunicado, la AAA recordó a Carlos “Coco” Espósito como un árbitro mundialista (México 1986) con una larga y reconocida trayectoria a nivel nacional e internacional, y señaló que fue un referente del arbitraje y un gran compañero. También destacó su participación en la creación del Campo Deportivo de la Asociación y expresó sus condolencias a la familia y seres queridos, subrayando que su legado perdurará e inspirará a futuras generaciones.
La carrera de Espósito se caracterizó por su proyección local e internacional. Su mayor exposición llegó en el Mundial de México 1986, donde fue designado para dirigir dos partidos: el triunfo de México 2-1 sobre Bélgica en la fase de grupos y la victoria de Francia 2-0 contra Italia en octavos de final, actuaciones que reforzaron su prestigio.
En Sudamérica dejó su marca en la Copa América 1979, árbitro en tres encuentros del torneo. Uno de los más relevantes fue la semifinal de vuelta entre Brasil y Paraguay, jugada en el estadio Maracaná, que terminó 2-2 y permitió a Paraguay pasar a la final; ese equipo se consagraría campeón de aquella edición, celebrada sin sede fija.
Su trayectoria internacional incluyó además participación en eliminatorias mundialistas y en torneos juveniles de la FIFA: integró el equipo arbitral del Mundial Sub 20 en México 1983 y fue designado para el Mundial Sub 17 en China en 1985. En la Copa Libertadores dirigió cerca de veinte partidos en la competencia continental de clubes.
Un episodio muy recordado de su carrera ocurrió el 16 de mayo de 1989, en la semifinal de la Copa Libertadores entre Atlético Nacional (Medellín) y Danubio (Uruguay), en el estadio Atanasio Girardot. Espósito contó años después en Radio La Red que, desde su llegada al país, él y sus asistentes —los jueces de línea Abel Gnecco y Juan Bava— sufrieron amenazas en un contexto de fuerte violencia en Medellín.
Según su relato, tras rechazar una invitación a cenar y pedir agua en el hotel, cuatro hombres ingresaron a su habitación; uno llevaba una ametralladora y a Gnecco le apuntaron con una pistola. Entre los intrusos estaba el sicario conocido como “Popeye”, quien, según contó Espósito, abrió un maletín y ofreció 250.000 dólares para asegurar la victoria del equipo local. Espósito explicó que respondieron que estaban allí para cumplir con su trabajo.
La presión continuó y, ante la posibilidad de abandonar el hotel, sus colegas le recomendaron no moverse por seguridad. Espósito recordó haber visto, desde la ventana, a varias personas vigilando el lugar mientras permanecían alojados y custodiados.
El partido terminó con una goleada 6-0 a favor de Atlético Nacional. Espósito relató que, durante el encuentro, hizo gestos con Bava al notar la situación y que luego se enteraron de que hubo disparos desde balcones; según sus palabras, se produjeron varias muertes en los incidentes que siguieron. Tras el partido, regresaron al aeropuerto junto con delegados y jugadores de Danubio, quienes, según contó, también habían vivido situaciones similares.
