Alteraciones oculares como hinchazón y cambios en la visión pueden ser signos de una enfermedad compleja y a menudo difícil de diagnosticar: la enfermedad ocular tiroidea (TED, por sus siglas en inglés), un proceso inflamatorio que afecta los tejidos alrededor del ojo.
En la semana de concientización sobre la patología, especialistas enfatizan la importancia de detectar temprano la enfermedad y de un abordaje integral para reducir su impacto. La colaboración entre endocrinólogos y oftalmólogos es fundamental para evitar daños permanentes, porque muchos síntomas iniciales pueden confundirse con afecciones benignas.
Características y factores de riesgo
La enfermedad ocular tiroidea es una condición autoinmune en la que el sistema de defensas ataca la grasa y los músculos retroculares, provocando inflamación y aumento del volumen de esos tejidos. Es progresiva y puede manifestarse con proptosis (ojos protuberantes), estrabismo, diplopía (visión doble) y, en casos graves, pérdida de visión.
La endocrinóloga Anabela Zunino, del Hospital Ramos Mejía y miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo, indica que entre el 25% y el 50% de las personas con enfermedad de Graves desarrollarán algún síntoma de TED.
Según MedlinePlus (NIH), la TED es un trastorno autoinmunitario que suele provocar hipertiroidismo, es decir, hiperactividad de la glándula tiroides. En estas enfermedades el sistema inmunitario ataca por error tejidos sanos.
Joaquín González Barlatay, jefe de Oculoplastia del Hospital Italiano y del Departamento de Plástica Ocular del Instituto Zaldívar, señala que aproximadamente el 90% de los casos de TED se asocian con la enfermedad de Graves; el resto se presenta en pacientes sin problemas tiroideos o con hipotiroidismo.
La patología cursa en dos fases: una activa, con inflamación y empeoramiento de síntomas, y otra inactiva, con menor inflamación pero posible presencia de secuelas permanentes. El tratamiento y la eficacia de las intervenciones dependen de la etapa; las acciones durante la fase activa suelen ser más efectivas para controlar la inflamación y limitar el daño estructural.
La Academia Americana de Oftalmología identifica el tabaquismo y los antecedentes familiares como factores que elevan el riesgo. Fumar además agrava la gravedad y la persistencia de los síntomas. Las mujeres son el grupo más afectado en términos de incidencia, aunque las formas más severas son más frecuentes en hombres mayores. Según las Guías EUGOGO 2021 citadas por la Dra. Mariana de Virgiliis, la incidencia en mujeres es de entre 2,67 y 3,3 por cada 100.000, mientras que en hombres se sitúa entre 0,54 y 0,9 por cada 100.000.
Síntomas, diagnóstico y abordaje interdisciplinario
Los signos de la enfermedad ocular tiroidea van desde sensación de sequedad, enrojecimiento e hinchazón de los párpados hasta diplopía, retracción palpebral (que deja más expuesta la superficie ocular) y dolor. También pueden aparecer fotofobia, lagrimeo persistente y bolsas palpebrales. Con la progresión, se observan cambios en la apariencia ocular y aumenta el riesgo de discapacidad visual.
El diagnóstico es un desafío porque muchos síntomas se asemejan a los de alergias o conjuntivitis. González Barlatay subraya la necesidad de que el personal médico, especialmente en guardias oftalmológicas, reconozca la TED para facilitar la detección precoz. Un diagnóstico temprano permite iniciar tratamientos oportunos, reduciendo el riesgo de secuelas y la necesidad de cirugías posteriores.
El diagnóstico de TED se sustenta en tres pilares: la clínica del paciente, estudios por imágenes y pruebas de laboratorio; suele confirmarse cuando dos de estas tres áreas presentan hallazgos compatibles. En casos menos frecuentes, puede haber alteraciones oculares y en imágenes sin hipertiroidismo.
La Dra. Zunino destaca que los pacientes diagnosticados por endocrinología deben ser derivados a oftalmología y viceversa, para establecer un manejo integrado que acompañe al paciente a lo largo de todo el proceso.
La coordinación entre endocrinólogos, neurooftalmólogos y oculoplásticos es esencial para controlar la función tiroidea, monitorear la actividad ocular y programar intervenciones quirúrgicas si son necesarias. También puede ser importante la participación de psicoterapeutas ante los efectos estéticos y funcionales que afectan la calidad de vida. Como observa la Dra. de Virgiliis, la TED suele tener un impacto significativo en el bienestar de los pacientes.
Tratamientos, evolución y pronóstico
El manejo de la enfermedad ocular tiroidea debe individualizarse según la gravedad y las características del paciente. Las medidas recomendadas incluyen lubricación ocular con lágrimas artificiales, compresas frías, protección con gafas de sol y, sobre todo, dejar de fumar. Estas indicaciones deben ser prescritas por profesionales especializados.
En pacientes con secuelas como retracción palpebral o proptosis pueden ser necesarias intervenciones quirúrgicas, como descompresión orbital, corrección de estrabismo o cirugía plástica ocular. El seguimiento continúa incluso tras la fase activa, ya que pueden persistir cambios morfológicos o requerirse tratamientos adicionales.
La Dra. Zunino enfatiza que el tratamiento debe adaptarse a cada caso tras una evaluación conjunta con oftalmología. En presentaciones severas, la TED constituye una urgencia médica por el riesgo de pérdida visual definitiva.
En suma, la detección precoz y el abordaje interdisciplinario son claves para mejorar el pronóstico de una enfermedad que puede transformar la apariencia y la función ocular de quienes la padecen.


