Durante su visita oficial a Turquía, con motivo del aniversario 1700 del Primer Concilio de Nicea, el Papa León XIV expresó su rechazo al uso de la religión como justificación de conflictos y actos violentos en una misa celebrada en el Estadio Volkswagen Arena de Estambul.
El pontífice subrayó que con demasiada frecuencia se recurre a motivos religiosos para legitimar extremismos y confrontaciones, y pidió erradicar cualquier manipulación de la fe desde su raíz. Sus palabras se dirigieron a líderes y fieles de comunidades católicas y ortodoxas como un gesto de acercamiento ecuménico.
En el marco del viaje, León XIV rezó junto al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en Iznik, la antigua Nicea.
“Debemos rechazar firmemente el uso de la religión para justificar la guerra, la violencia o cualquier forma de fundamentalismo o fanatismo”, afirmó el Papa. El mensaje fue transmitido en varios idiomas y acompañado por cánticos de distintas confesiones, en un ambiente de unidad y respeto.
La agenda incluyó la visita a las ruinas de la Basílica de San Neófito, parcialmente sumergidas en el lago Iznik. Allí, junto a Bartolomé I y otras autoridades religiosas, el Papa firmó una declaración conjunta que compromete a “no usar el nombre de Dios para justificar guerras y violencia”.
El acuerdo busca reforzar la cooperación entre católicos y ortodoxos y avanzar hacia una mayor comunión entre las iglesias cristianas.
Asimismo, León XIV enfatizó la importancia de intensificar esfuerzos para unificar la fecha de celebración de la Pascua, expresando su deseo de que “todos los cristianos se comprometan en el proceso de alcanzar una celebración común de la resurrección de Jesucristo”.
En sus intervenciones, el Papa resaltó el valor de la fraternidad entre los pueblos y la necesidad de superar prejuicios históricos. Tanto él como Bartolomé I hicieron un llamado a caminar juntos, derribar muros de desconfianza y promover la paz en un contexto internacional marcado por la violencia y la tensión.
El viaje se desarrolló con medidas de seguridad estrictas, especialmente en los actos celebrados en Iznik. Según informes, algunos sectores locales y grupos islamistas nacionalistas mostraron su descontento por la presencia papal.
Miembros del partido conservador Nuevo Bienestar organizaron una manifestación para expresar su rechazo, acusando al pontífice de intentar influir en asuntos internos de Turquía.
La protesta fue dispersada sin incidentes y numerosos residentes defendieron el respeto entre credos, rechazando la discriminación religiosa.
En Estambul, el Papa animó a la comunidad católica local, que según datos del Vaticano cuenta con alrededor de 33.000 fieles en un país de mayoría musulmana sunita.
Además, presidió actos litúrgicos, mantuvo encuentros con religiosos y visitó instituciones de asistencia social.
(Con información de Europa Press)
