Juana Repetto, en su sexto mes de embarazo, habló con sinceridad sobre los cambios físicos y emocionales que atraviesa. Aunque suele mostrarse segura en temas de maternidad y autoaceptación, esta vez reconoció que la gestación le despertó inseguridades y recuerdos de la infancia: confesó que en su momento pensó “que no tenía novio y que nadie me quería… porque era gorda” y que le cuesta verse con una morfología distinta durante este embarazo.
Pidió que sus palabras fueran recibidas sin juicios (“Comentamos pero no juzgamos, ¿dale?”) y explicó que, a diferencia de embarazos anteriores —en el primero no le importó el peso y en el segundo se sintió muy a gusto con su cuerpo— este llegó de sorpresa en un momento de mucha ansiedad y cambios personales. Durante los primeros meses no se lo contó a nadie por miedo. También relató que subió peso al principio, que a veces no se reconoce cuando se ve en cámara y que le molestan detalles como la papada o los brazos.
Previniendo críticas, dijo que la gente tiende a minimizar estas preocupaciones, y resumió el origen de sus inseguridades en comentarios recibidos al crecer: “Yo tengo mambos con el cuerpo porque soy una víctima”, una frase que subraya cómo esas marcas del pasado siguen afectándola hoy.


