El director de la Oficina de Seguridad Nacional (NSB) de Taiwán, Tsai Ming-yen, informó que la aviación militar china ha realizado simulacros de ataque contra buques de guerra extranjeros que transitan por las aguas sensibles entre China y Taiwán. Según Tsai, esos ejercicios buscan mostrar la presencia militar de Pekín y afirmar su reclamación sobre el Estrecho de Taiwán, una ruta clave para el tráfico marítimo internacional.
China considera a Taiwán parte de su territorio y reclama jurisdicción sobre el Estrecho, mientras que Estados Unidos, Reino Unido y otros países lo definen como aguas internacionales y defienden el libre tránsito. Pese a las protestas de Pekín, buques militares de ocho países —Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Reino Unido y Francia— realizaron hasta ahora doce cruces del estrecho en 2025, incluyendo dos operaciones conjuntas entre Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda, según Tsai.
Tsai explicó que China sigue a cada buque extranjero desplegando recursos navales y aéreos para vigilancia y simulacros de ataque durante los cruces. El responsable de inteligencia destacó que Taiwán comparte información con sus aliados, proporcionando datos sobre la conducta y los patrones de actividad del Ejército chino.
La presencia continua de barcos de guerra extranjeros, añadió Tsai, indica el apoyo internacional a la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán, y “los aliados no han retrocedido pese al seguimiento que realiza China a cualquier buque que pase”. Según la agencia CNA, los buques estadounidenses y aliados suelen atravesar el estrecho aproximadamente una vez al mes.
El aumento de la presión militar china en la zona ha llevado a un incremento del gasto en defensa de Taiwán. La semana pasada, el presidente Lai Ching-te anunció un plan para destinar 40.000 millones de dólares adicionales en los próximos ocho años para desarrollar un sistema de defensa aérea multinivel.
El gobierno taiwanés también agradeció la firma por parte del presidente estadounidense Donald Trump de la Ley de Implementación de las Garantías para Taiwán, que obliga al Departamento de Estado a revisar cada cinco años las directrices sobre las interacciones oficiales entre Estados Unidos y Taiwán. La portavoz presidencial, Karen Kuo, afirmó que la ley refuerza los lazos bilaterales y simboliza valores compartidos como la democracia y los derechos humanos; el ministro de Asuntos Exteriores, Lin Chia-lung, la calificó como “un gran paso adelante”.
En respuesta, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, reiteró la oposición de Pekín a cualquier interacción oficial entre Estados Unidos y Taiwán, advirtiendo que el asunto taiwanés “es la esencia de los intereses fundamentales de China y una línea roja infranqueable”. Lin instó a Washington a no enviar “señales erróneas” a las fuerzas independentistas en Taiwán.
Estados Unidos es el principal proveedor de armamento para Taiwán y, tras romper relaciones diplomáticas con Taipéi en 1979, mantuvo directrices internas que regulan los contactos con funcionarios de la isla. Esas normas se flexibilizaron en 2021 durante la administración de Joe Biden, permitiendo reuniones rutinarias entre representantes estadounidenses y taiwaneses.
La promulgación de la nueva legislación podría agravar las tensiones entre Washington y Pekín, que no descarta el uso de la fuerza para reclamar el control sobre Taiwán, gobernada de forma autónoma desde 1949.


