1 de diciembre de 2025
Buenos Aires, 21 C
Expand search form

Lula busca cerrar el acuerdo UE-Mercosur antes de diciembre

El Gobierno brasileño busca asegurar la autoría política de la firma del acuerdo entre la Unión Europea y los países del Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y, desde diciembre de 2023, Bolivia—, convenio del que también podrían beneficiarse otros socios regionales como Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam. El presidente Lula anunció en la cumbre del G20 en Johannesburgo que la firma tendrá lugar el 20 de diciembre, fecha en la que se celebra la cumbre de líderes del bloque en Foz do Iguaçu; Brasil, actual presidencia, entregará luego la presidencia a Paraguay. Lula ha propuesto trasladar la rúbrica a enero para que el acuerdo se suscriba mientras Brasil ejerce la presidencia del Mercosur y sumar así capital político de cara al ciclo electoral de 2026. El pacto, en negociación por más de dos décadas, incluye un “acuerdo de principios” firmado en junio de 2019 y un capítulo político completado el año pasado, pero requiere ahora la aprobación del Parlamento Europeo y la ratificación de los parlamentos nacionales de los Estados miembros de la UE y del Mercosur.

En Europa existen divisiones importantes en torno al acuerdo. Francia encarna la oposición de sectores como la agricultura; la Asamblea Nacional francesa aprobó recientemente una resolución, con amplia mayoría, que aconseja al Gobierno rechazar el tratado, y el presidente Emmanuel Macron declaró que el texto “no es satisfactorio y necesita mejorar”. La principal preocupación francesa se centra en la competencia en el mercado de la carne frente a grandes exportadores sudamericanos como Brasil y Argentina. Frente a esas críticas, Lula sostuvo que sus negociaciones son con la Unión Europea en su conjunto, representada por la Comisión Europea, y no con gobiernos concretos.

Algunos puntos polémicos del acuerdo incluyen el riesgo de dumping —importaciones a precios por debajo de su valor normal— y dudas sobre la eficacia de las cláusulas de salvaguardia para proteger sectores europeos ante aumentos súbitos de importaciones. Los requisitos sanitarios, especialmente el uso de ciertos agrotóxicos permitidos en América Latina pero prohibidos en la UE, también representan un obstáculo. Para tranquilizar, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, ha subrayado que todo alimento comercializado en el mercado europeo deberá cumplir las normas sanitarias de la Unión, “no negociables”, y que los Estados realizarán controles fronterizos mientras la Comisión llevará a cabo auditorías en terceros países. La votación parlamentaria en la UE y la decisión de los Estados miembros estaban previstas para los días 18 y 19 de diciembre.

Según la Comisión Europea y gobiernos como los de Alemania y España, el acuerdo podría compensar ahora algunas pérdidas comerciales originadas por los aranceles impuestos por la Administración de Donald Trump. Mercosur ofrecería un mercado alternativo para productos europeos como automóviles, maquinaria y químicos, lo que aumentaría la competencia en la región latinoamericana y podría plantear nuevas barreras regulatorias a las exportaciones del bloque hacia Europa.

Brasil busca reforzar su acceso a los mercados europeos, en parte como respuesta a los aranceles estadounidenses. Aunque la relación con Washington mostró señales de deshielo —el 20 de noviembre se eliminaron aranceles del 40% sobre carne vacuna, café y otros productos agroalimentarios brasileños— persisten aranceles para una parte significativa de las exportaciones brasileñas. Según el Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios (MDIC), en 2024 Brasil exportó a Estados Unidos 40.400 millones de dólares; de ese total, 8.900 millones pagaban un arancel del 40% y 6.200 millones un 10% adicional, lo que afecta alrededor del 22% de las ventas brasileñas al mercado estadounidense. Brasil teme que la eliminación de aranceles venga acompañada de nuevas exigencias por parte de Washington y ha planteado además en las conversaciones la suspensión de visados para ciertas autoridades y sanciones relacionadas con la ley Magnitsky aplicadas a figuras como el juez del Supremo Alexandre de Moraes.

Otra inquietud para Brasil es el acuerdo de cooperación comercial y de inversiones anunciado entre Donald Trump y el presidente argentino Javier Milei el 13 de noviembre. El Ejecutivo brasileño teme una pérdida de competitividad de su industria frente a la entrada de productos estadounidenses en Argentina y posibles alteraciones en las cadenas de valor. Brasil exporta a Argentina principalmente bienes manufacturados, que representan más del 90% de sus ventas al país vecino: entre enero y octubre de 2025 el comercio bilateral alcanzó 14.900 millones de dólares, con un superávit brasileño de 5.100 millones. El sector automotriz es el más expuesto, representando alrededor del 45,5% de las exportaciones a Argentina.

Especialistas citados en medios señalan que productos estadounidenses más baratos podrían desplazar rápidamente a los brasileños en el mercado argentino, aunque Brasil mantiene ventajas como su capacidad productiva en materias primas, que obliga a Argentina a mantener lazos con sus exportadores. Algunos sectores argentinos, como la industria cárnica, podrían aumentar sus ventas a Estados Unidos, pero ello requeriría reconstruir el stock ganadero, una operación compleja que dejaría a Brasil en una posición favorable.

El impacto real dependerá del contenido final del acuerdo entre Argentina y Estados Unidos, que entonces seguirá siendo confidencial. En sectores como maquinaria la afectación podría ser limitada, ya que Brasil es actualmente el principal proveedor de Argentina (14,9% de las importaciones), por delante de China (10,8%) y Estados Unidos (9,2%). Washington parece también buscar reducir la influencia china en Argentina, además de competir con proveedores regionales. La reunión entre Trump y Milei prevista para el 6 de diciembre debería aclarar hasta qué punto el acuerdo representa una amenaza concreta. Mientras tanto, la industria brasileña cerró 2025 con indicadores positivos pero desacelerándose: según la Confederación Nacional de la Industria (CNI), el índice de producción alcanzó 51,5 puntos en octubre, pero el índice de empleo bajó a 48,8, lo que, junto con una demanda interna más débil y la incertidumbre externa, augura un inicio lento para el sector manufacturero en 2026.

Artículo anterior

Allanamiento por robo en Tres Arroyos

Artículo siguiente

Consulta popular para nombrar la plaza del barrio San Francisco en Reta

Continuar leyendo

Últimas noticias