Hace poco les comentaba a mis hijos que no hace tanto habia en la television programas en los que la gente buscaba pareja para casarse, y otros en los que parejas competian por demostrar cuanto se conocian mutuamente; bastaba con que uno se levantara y dijera “esa es mi mujer” o “mi marido”.
Mucho antes existio un programa llamado Matrimonios y algo mas; hoy veo episodios en YouTube y ofrecen la sensacion de pertenecer a un mundo que ya no existe. Me viene a la memoria tambien la novela argentina que fue best-seller: Bodas de cristal, de Silvina Bullrich.
Bullrich publico esa obra en 1951. En sus paginas, una mujer despierta y observa a su marido dormido; desde esa simple escena reconstruye su pasado juntos, recuerda a las mujeres que fueron amantes de el -la solterona que espero hasta que el se fue con quien la queria, la joven que enloquecio y murio- y, desde su papel de esposa, describe los distintos lugares que una mujer puede ocupar en la vida de un hombre.
En paralelo narra su propia historia sentimental y reflexiona sobre que la une a su marido cuando ya no es el amor lo que sostiene la pareja. La narradora afirma con claridad: “Por encima de todo un matrimonio es eso: un inmenso secreto que se llama intimidad”. Bullrich, a mi juicio poco recordada, hace distinciones psicologicas sutiles, como la que diferencia la infidelidad por venganza del descubrimiento de un deseo nuevo que puede coexistir con el amor hacia el hombre al que se quiere y se resentira a la vez.
Despues del matrimonio
Vivimos en lo que podria llamarse la epoca del post-matrimonio: la pareja se ha vuelto un problema central del siglo XXI. Esto se manifiesta tanto en la inestabilidad de los vinculos -la seduccion sin compromiso, las llamadas “parejas toxicas”- como en la multiplicidad de formas relacionales que no se basan en la pareja tradicional, incluyendo poliamor, relaciones abiertas y la valoracion del lazo de amistad con carga erotica.
Hoy hablamos de dimensiones “sexo-afectivas”, lo que sugiere que la pareja es apenas una de muchas formas posibles de union. Sin embargo, esa libertad trae consigo nuevas decisiones y responsabilidades; en una epoca de transicion como la nuestra, aun transitamos el desconcierto y muchas veces no estamos equipados para explorar estas nuevas posibilidades amorosas.
Si revisaramos los textos clasicos sobre terapia de pareja, veriamos que antes solian llegar matrimonios con decadas de vida conjunta preguntandose como seguir. Hoy la pregunta mas habitual es: podemos estar juntos? Cada vez es mas frecuente que consulten parejas con pocos meses, semanas o incluso dias de relacion. Recuerdo un caso de dos personas que se conocieron en vacaciones y mantuvieron una relacion a distancia que se volvio insostenible por celos y llamadas constantes; tras pocas visitas y un corto tiempo juntos, la relacion ya mostraba signos de ruptura.
Ademas, la propia definicion de los generos se ha vuelto menos clara y el deseo de tener hijos ya no surge necesariamente en el marco de una pareja. Si hace cuarenta anos la edad promedio para tener el primer hijo rondaba los 23, hoy muchas mujeres llegan a los 30 sin pareja y deben decidir que hacer con ese deseo. Podemos pensar en varios escenarios posibles:
1. Una mujer que inicia un proyecto de maternidad y despues conoce a alguien: no siempre convertira a ese otro en padre; quiza lo haga, quiza no, quiza ambos decidan ser pareja pero no padres juntos.
2. Una pareja reciente que decide tener un hijo sin coincidir plenamente en el deseo: uno puede quererlo mas o antes que el otro, generando ansiedad y diferencias en la vivencia.
3. Una mujer que permanece en una relacion principalmente por el proyecto de un hijo, antes que por el afecto en la pareja, a veces por el temor o la pereza de empezar de nuevo.
Escenarios asi eran impensables para Sigmund Freud al elaborar el origen del deseo de hijo; hoy incluso la planificacion del embarazo modifica nuestras ideas de filiacion. En todo caso, quiero subrayar que desear algo implica exponerse a decepciones: quien no quiere decepcionarse, no emprende el deseo. Realizar un deseo no equivale a su cumplimiento.
Para explorar esta idea comentare dos libros con el mismo titulo: Mi marido. El primero es de Rumena Buzarovska (2014) y el segundo de Maud Ventura (2021); ambos fueron traducidos al castellano recientemente y sus autoras son relativamente jovenes -Buzarovska nacio en 1981 y Ventura en 1993-. Por que interesarse por una institucion aparentemente pasada como el matrimonio? Que buscan mostrar estas narrativas sobre ese vinculo tan particular?
Una esposa ironica y feroz
Mi marido, de Rumena Buzarovska, es una coleccion de relatos unidos por un hilo tematico. A traves de historias breves, el libro explora el hastio, la ira silenciosa y la imposibilidad de dialogar dentro de la pareja.
Pienso en el caso de una mujer que, abrumada por el enojo, no consigue hablar con su marido: a veces la desaparicion del deseo deja como resto una incapacidad para conversar; hablar puede implicar el riesgo de querer separarse. Buzarovska indaga por que alguien con quien se compartio amor y deseo puede convertirse en objeto de odio: no hablo del odio que forma parte del amor, sino de una furia difusa, sin fantasias que la sostengan, que surge cuando se renuncia a la conversacion.
En esos relatos el matrimonio aparece como un muro frente al que la palabra se rompe. La prosa es sombria pero precisa; el libro plantea buenas preguntas sin ingenuidad y, por su tono directo y contenido penetrante, merece leerse.
Una esposa enamorada
Mi marido, de Maud Ventura, ofrece un retrato distinto: el de una mujer cuya vida gira en torno a registrar y satisfacer el deseo de su marido. Narrada a lo largo de una semana en la que lo cotidiano revela pequenas locuras, la novela muestra como la preocupacion por ser vista por el condiciona la vida entera de la protagonista.
Su casa, por ejemplo, esta pensada para causar buena impresion en el vestibulo, porque es alli donde el marido la ve al llegar. Repite mentalmente que, si el dejara de querer volver, solo podria culparse a si misma. Su lectura, su trabajo y sus compras se ordenan en torno a el; oculta gastos o acciones para mantener una imagen idealizada. Mientras tanto, el marido habla poco y la presencia masculina se expresa en monosilabos; el conflicto no aparece como choque abierto, sino como una interpretacion obsesiva por parte de la mujer.
La novela combina ligereza y hondura: la intensidad amorosa que describe evoca rasgos de la “esposa tradicional” y se vincula con debates contemporaneos sobre modelos de rol femenino. La protagonista incluso recurre a infidelidades que no considera tales, justificandolas como una forma de repartir la presion afectiva que, segun ella, recae solo sobre su marido: “esas citas solo tienen un objetivo: aliviar la presion amorosa que recae por entero en mi marido repartiendola entre varias personas”.
Para esta mujer, ni siquiera la maternidad define su vida de modo concluyente; mas que formar una familia, lo que desea es permanecer junto al marido y experimentar el mundo a traves de sus ojos. Hay momentos en que, ante la ausencia de el, se deja seducir por otros y luego lo disimula, y todo eso revela la extraneza y la dependencia que puede encerrar una pasion total.
Addenda
Hace mas de una decada, en la presentacion de un libro, una amiga comento que no era experta en psicoanalisis y anadio: “el que es psicoanalista es mi marido, pero no cuenta”. Un colega bromeo: “no cuenta, como todo marido”, y la sala rio. Hoy esa pequena broma parece hablar de un pasado irreparable: en un tiempo en que habia maridos y esposas, ciertas ironias funcionaban; en el mundo actual, eso ya no provoca la misma gracia ni remite al mismo sentido del humor.


