1 de diciembre de 2025
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Inteligencia artificial entre perplejidad y oportunidad

Vivimos un momento en que los cambios se suceden mas rapido de lo que a veces podemos comprender; la aparicion de la Inteligencia Artificial (IA) es un ejemplo claro: sorprende, genera inquietudes y preguntas, y a la vez esta transformando aspectos cotidianos de la vida.

La IA ya forma parte del presente. Esta en sistemas de salud que mejoran diagnosticos, en tramites administrativos que se agilizan, en pymes que adoptan herramientas digitales para ser mas competitivas, en la educacion con aprendizajes personalizados y en aplicaciones moviles que organizan y monitorean la actividad diaria de las personas.

A pesar de su expansion, abundan discursos que promueven el miedo o la desconfianza, y aparece la tentacion de responder con prohibiciones o alarmismo frente a lo desconocido.

Ese enfoque no resulta eficaz ni practico.

La historia muestra que la tecnologia dificilmente se detiene por decreto: ante avances como la imprenta, la electricidad o Internet, inicialmente hubo resistencias, pero la sociedad fue adaptando esas innovaciones y aprovechandolas.

En este contexto conviene preguntarnos si estamos legislando desde el temor y si la regulacion debe servir para restringir o para orientar y potenciar usos responsables. Que aspectos requieren realmente regulacion?

La via util para los responsables de politicas publicas es disenar normas equilibradas: protocolos claros y marcos de uso que protejan derechos y eviten abusos sin clausurar la tecnologia.

Un ejemplo practico es Suecia, que frente al uso de moviles en la escuela opto por regular su uso en lugar de prohibirlos, ofreciendo una respuesta concreta y aplicada al problema.

Esa misma aproximacion es la que conviene aplicar a la Inteligencia Artificial.

La discusion no deberia centrarse en aceptar o rechazar la IA, sino en definir como se debe emplear: que reglas, limites, salvaguardias eticas y criterios de equidad se estableceran.

La IA puede contribuir a reducir desigualdades, ampliar derechos, mejorar politicas publicas y facilitar el acceso al conocimiento; pero esos beneficios dependen de como se la aborde, no de reaccionar desde el miedo o la prohibicion generalizada.

La responsabilidad politica actual implica anticipar, debatir, regular, formar y educar para enfrentar un cambio historico que esta en sus comienzos.

La Inteligencia Artificial no debe verse como un enemigo, sino como una herramienta poderosa que, dirigida con criterios democraticos, puede mejorar la vida de muchas personas. El reto es aprender a gobernarla, y ese trabajo empieza ahora.

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