La racha de Claire Danes interpretando a mujeres en situaciones emocionales extremas continua: desde una espia con trastorno bipolar que deja de medicarse (Homeland), hasta una victima de abuso que enfrenta costumbres victorianas y un monstruo marino (La serpiente de Essex), pasando por una madre con una crisis nerviosa inducida por drogas (La nueva vida de Toby/Fleishman Is in Trouble) y otra cuya familia es sacudida por el secuestro de su hijo (Circulo cerrado).
En The Beast in Me (La bestia en mi), que se estrena esta semana en Netflix, Danes vuelve a ocupar el centro de la historia y sostiene gran parte de la serie. Matthew Rhys aparece como el vecino que podria ser un sociopata, y Jonathan Banks interpreta al padre de ese nuevo vecino, pero la produccion gira principalmente en torno a la actuacion de Danes.
Danes encarna a Aggie Wiggs, una escritora que no ha logrado volver a escribir desde la muerte de su hijo en un accidente de coche hace cuatro anos. Consumida por la culpa y el rencor, Wiggs se ha distanciado de su exesposa (interpretada por Natalie Morales) y vive sola en una gran casa de Long Island, cuyo deterioro domestico refleja su estado mental. Cuando Nile Jarvis (Rhys), un heredero venido a menos y sospechoso de la desaparicion de su primera esposa, se instala en la casa de enfrente, Wiggs se siente a la vez horrorizada y tentada por la posibilidad de encontrar material para un nuevo libro.
El proceso de creacion de la serie tambien fue prolongado. Gabe Rotter escribio la primera version del piloto hace mas de cinco anos y figura como creador, pero el proyecto no avanzo hasta que Howard Gordon -showrunner de Homeland y otro excolaborador de Los expedientes secretos X- se incorporo anos despues y reescribio la historia.
El resultado es un thriller tenso con ambientacion neoyorquina: escenas diurnas en suburbios arbolados y noches en obras y calles asperas. La serie busca complejidad psicologica y temas sofisticados, presentando a Jarvis como un ello descontrolado y a Wiggs como un superyo alterado, aunque en muchos momentos no llega a desarrollar plenamente ese planteamiento. En una escena la produccion incluso superpone los rostros de ambos para subrayar su paralelismo emocional.
Tambien son evidentes y poco sutiles las inclinaciones sociales y culturales de la serie. Las mujeres suelen mostrarse bienintencionadas -aunque a veces comprometidas-, mientras que los hombres aparecen como toscos o agresivos. La moral de ciertos personajes se subraya de forma explicita, por ejemplo cuando alguien cuelga un cuadro sobre Dachau en su galeria. No sorprende que Jarvis sea presentado como el hijo de un promotor inmobiliario despiadado y que se enoje por la intervencion de una concejal liberal, proclamando con franqueza: “Somos depredadores”.
Jarvis acepta colaborar con Wiggs en un libro sobre el y su exesposa desaparecida, una decision que revela tanto su arrogancia como la tendencia de la serie a apoyarse en giros argumentales improbables pero utiles para la trama. En los primeros episodios esa preparacion resulta entretenida, en gran parte porque Danes encuentra matices de humor y empatia en las excusas angustiosas de su personaje bloqueado creativamente.
A medida que avanza la historia, la conexion humana se torna mas dificil de sostener y las frecuentes omisiones y retrocesos narrativos restan coherencia a las motivaciones de los personajes. The Beast in Me es un misterio que a veces desvela puntos clave demasiado pronto y despues se transforma en un suspense violento y agotador, lo que deja una sensacion de indecision en toda la produccion. Danes ofrece una actuacion cuidadosa e inteligente de principio a fin; Rhys, por su parte, tiene menos material con que trabajar y su personaje queda reducido a sonrisas maniaticas y pinceladas de peligrosidad.
Quienes conozcan la vida de los escritores encontraran en la representacion de Wiggs detalles que pueden resultar tanto divertidos como reconocibles. Aunque a veces las decisiones del personaje parezcan discutibles, las elecciones interpretativas de Danes -microexpresiones, posturas y respuestas cortantes- funcionan. Los primeros segundos en que vemos a Wiggs escribiendo activamente son, quizas, el momento mas autentico y divertido de la serie.
Fuente: The New York Times


