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Paul Ekman, pionero de las expresiones faciales universales

Paul Ekman, psicólogo estadounidense y referente en el estudio de las expresiones faciales y las emociones universales, dejó una huella notable en la psicología contemporánea y la cultura popular al cuestionar ideas sobre cómo se reflejan las impresiones y las emociones en el rostro, informó The New York Times. Falleció el 17 de noviembre en su domicilio en San Francisco a los 91 años.

Descubrimientos clave y metodología innovadora

Ekman transformó la comprensión de las expresiones faciales al demostrar que ciertos gestos y microexpresiones se vinculan con emociones universales, independientemente del contexto cultural.

A fines de los años sesenta realizó experimentos en los que mostraba fotografías de personas expresando treinta emociones distintas a participantes de Estados Unidos, Japón y Sudamérica; los resultados mostraron una identificación consistente de las mismas emociones en todas las culturas estudiadas.

Posteriormente, junto con Wallace V. Friesen, aplicó el mismo método en Papúa Nueva Guinea: cerca de 300 personas indígenas sin contacto con medios modernos asociaron correctamente expresiones faciales con emociones específicas. En 1970 Ekman afirmó: “Existe un elemento pancultural en las expresiones faciales de emoción”, según consignó The New York Times.

Uno de sus aportes más importantes fue el desarrollo, junto a Friesen, del Sistema de Codificación de Acciones Faciales (FACS), publicado en 1978 tras años de observación y análisis de los movimientos musculares del rostro. El FACS permite catalogar y describir cómo se generan las expresiones humanas, incluidas las microexpresiones muy breves y difíciles de percibir.

El FACS se convirtió en una herramienta útil en psicología, salud pública, fuerzas de seguridad y animación, facilitando la interpretación y la recreación de emociones en diversos campos.

Impacto práctico y cultural

El trabajo de Ekman trascendió lo académico: asesoró a organismos como el FBI, la CIA y la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) de Estados Unidos, aportando conocimientos sobre detección de mentiras y conductas sospechosas a partir de microexpresiones faciales.

Su investigación inspiró la serie de televisión Lie to Me, cuyo protagonista, interpretado por Tim Roth, emplea técnicas basadas en sus hallazgos para resolver casos. También colaboró con estudios de animación como Pixar y DreamWorks para dotar de realismo emocional a personajes y fue consultor en la película Intensamente (2015).

Ekman divulgó sus hallazgos en libros dirigidos a públicos variados, entre ellos Telling Lies (1985), Why Kids Lie (1989) y Emotions Revealed (2003).

Su teoría sobre la universalidad de las emociones generó debate. Críticas como las de Lisa Feldman Barrett, de la Northeastern University, señalaron que el uso de listas de palabras en los experimentos podría orientar las respuestas; según Barrett, al eliminar esas pistas, la capacidad de reconocer emociones solo a partir del rostro disminuye significativamente.

Barrett sostuvo en The New York Times: “No reconocemos pasivamente las emociones, sino que las percibimos activamente, apoyándonos en una amplia variedad de señales contextuales: la postura corporal, un gesto, una vocalización, el entorno social, entre otros factores”.

Ekman reconoció también que la mayoría de las personas, incluidos muchos psicólogos, no superan el azar al intentar detectar mentiras únicamente observando expresiones faciales.

Trayectoria y convicciones

La vocación de Ekman por la psicología surgió temprano. Nació el 15 de febrero de 1934 en Washington D.C., hijo de un pediatra y una abogada. Tras la muerte de su madre, quien tuvo un trastorno bipolar, decidió dedicarse al estudio y tratamiento de problemas emocionales.

Ingresó a la Universidad de Chicago a los 15 años y se graduó en la Universidad de Nueva York. Obtuvo el doctorado en psicología clínica en la Universidad Adelphi y, en 1972, se incorporó como profesor a la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco.

Tras su jubilación en 2004 fundó una consultora. Se casó cuatro veces y tuvo dos hijos, Eve y Tom. Su última esposa, Mary Ann Mason, falleció en 2020.

A lo largo de su carrera mantuvo un interés permanente por la educación emocional y la comunicación de sentimientos. En su guía para padres, complementaria a la película Intensamente, destacó la función adaptativa de la tristeza: “La tristeza es una emoción muy útil. Si no lo fuera, no se habría conservado a lo largo de nuestra evolución. La tristeza ofrece una pausa, un momento para reflexionar”, declaró, según The New York Times.

El legado de Ekman reside en la idea de que las emociones cumplen una función social esencial: al expresar tristeza, por ejemplo, las personas invitan al consuelo y la empatía de los demás, una perspectiva que continúa influyendo en el estudio de la naturaleza humana y las relaciones sociales.

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