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Hanif Kureishi publica A pedazos, cronica sobre memoria y dolor

El 26 de diciembre de 2022, mientras estaba de vacaciones en Roma, el escritor Hanif Kureishi sufrio una caida que le rompio la columna vertebral y lo dejo paraplejico. La paralisis y el dolor se convirtieron en el eje de su experiencia y en la materia de su escritura.

A pedazos, el libro surgido de esa catastrofe, no solo relata el miedo a perder el cuerpo, sino que tambien documenta una forma nueva de escritura influida por la inmediatez digital, la confesion publica y la intimidad de las redes sociales. Kureishi dicto a su pareja y a sus hijos fragmentos de su vida desde la inmovilidad; algunos fueron humor, otros quejas o meditaciones intensas, que se publicaron en Internet mientras el permanecia en hospitales de Roma y Londres.

Una caracteristica notable del libro es que muchas entradas nacieron en plataformas como Twitter e Instagram, espacios poco dados a la profundidad pero capaces de generar una respuesta colectiva masiva: miles de desconocidos enviaron apoyo, recuerdos y preguntas. Asi, la enfermedad y la convalecencia se hicieron publicas en tiempo real, y el autor actuo al mismo tiempo como narrador y testigo.

El libro funciona a la vez como diario intimo y mecanismo de supervivencia: es la recopilacion de esas publicaciones y mensajes, la cronica de una conciencia que se mantiene vigente mediante la narracion. La inmediatez de las redes convierte la memoria en un proceso continuo, nacido de feeds y respuestas instantaneas.

Kureishi escribe sobre su cuerpo cuando este deja de ser eficaz. Al entrar por primera vez en el gimnasio del hospital, descubre que debe reaprender el uso de su cuerpo y replantearse su identidad: “Quien soy ahora?” y, mas profundamente, que queda del escritor cuando el cuerpo que escribia ya no existe.

El autor, conocido por obras como El Buda de los suburbios e Intimidad, retoma temas habituales -deseo, politica, masculinidad, raza, tension entre lo privado y lo publico- pero desde una nueva perspectiva marcada por tubos, maquinas, terapia y la humillacion de la dependencia fisica; el cuerpo le sirve ahora como carcel y maestro.

Describe la experiencia de despertar en un cuerpo que no responde como “una forma de ser borrado”: manos que ya no sostienen un tenedor, piernas que solo pesan. Al mismo tiempo, escribir recobra urgencia: sin movimiento, el lenguaje pasa a ser su forma de desplazamiento, las palabras sustituyen la accion.

El tono del libro es de sinceridad directa: evita la retorica y se concentra en la claridad. Aunque los textos son fragmentarios, mantienen un hilo que une noches de insomnio, pequenas escenas y pensamientos continuos, y configuran un mapa de una mente que se niega a rendirse mediante la narracion.

Las entradas alternan dolor, memoria, humor, desesperacion, gratitud, deseo y observacion politica. Kureishi observa tambien al sistema que lo atiende y a las personas que lo cuidan: muchos profesionales son mujeres inmigrantes cuya dedicacion sostiene servicios publicos mermados por la austeridad. De ahi surge una critica: “El Estado britanico es muy bueno con el papeleo y muy malo con los cuerpos”.

El recuerdo actua como protesis: evoca bailes, clases, viajes y, sobre todo, el amor y el deseo como fuerzas orientadoras. Para el, los recuerdos son “las unicas partes de mi que aun pueden caminar”.

El dolor condiciona la estetica del libro: frases mas breves, sintaxis mas economica; el sufrimiento marca el ritmo y la temporalidad del relato. Kureishi no lo mitifica sino que lo examina, mostrando tambien su frustracion, los conflictos con Isabella, las ausencias y las presencias inesperadas; la memoria erotica aparece como forma de resistencia y la sensualidad perdura pese a la enfermedad.

El cuerpo, antes silencioso, pasa a ser un personaje con voz propia: negocia con la columna, escucha los estados del sistema nervioso y convierte el dolor en un clima moral que altera el animo, interrumpe significados y obliga a una nueva mirada sobre el sufrimiento ajeno.

El publico que responde en las redes se transforma en un personaje mas: miles de desconocidos ofrecen relatos, apoyo y compania, contribuyendo a la reconstruccion de la identidad del autor. Las memorias se vuelven, asi, un dialogo comunitario en lugar de un monologo privado.

En el fondo de la experiencia hay tambien una historia de amor significativa: Isabella d’Amico aparece retratada sin idealizacion, y el cuidado cotidiano -levantar, lavar, escribir, acompanar- se muestra como trabajo concreto y devocion practica.

La caida le arrebato mucho a Kureishi, pero tambien aporto a la literatura una nueva forma de autobiografia y una relacion distinta entre escritor y publico. En las ultimas paginas resume su constancia: “Sigo aqui. Sigo escribiendo. Eso tendra que ser suficiente”.

Y, en la valoracion del autor del texto, esa continuidad resulta mas que suficiente.

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